Nuestro inconsciente está preparado para captar las buenas y malas vibras que nos rodean, y todo gracias a nuestra nariz.
Si has sentido un escalofrío al entrar a un lugar o de pronto cambia el ambiente cuando alguien llega o se va, podría ser por una poderosa razón.
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Muchas veces las personas nos agradan o nos disgustan sin tener que compartir palabras, su presencia es la que nos ayuda a conocerlas de cierta manera.
Lo mismo pasa con ciertas situaciones o lugares: despiertan en nosotros una breve, aunque potente reacción emocional.
Tu nariz puede percibir las buenas y malas energías (según estudio)
La “energía” de los lugares o personas podría explicarse científicamente como un conglomerado de señales químicas.
Mediante el cual los humanos transmitimos y recibimos señales de otros a través del olfato y los aromas, incluso a través del tiempo.
Esas vibras son algo así como fantasmas de las emociones de alguien más, captadas a través del olfato.
Las reconocemos, incluso pueden afectarnos psicosomáticamente, pero no podemos explicar de dónde salieron.
Esta es la hipótesis publicada en la revista Psychological Science por un equipo de investigadores de la Universidad de Utrecht, en Holanda.
Desde 2012 intentan determinar si los humanos producimos señales químicas que, a su vez, otros pueden detectar e interpretar.
Sincronización emocional olfativa
Los aromas son capaces de despertar en nosotros todo tipo de emociones, desde la atracción al asco.
Tomando eso en cuenta, los investigadores hicieron un experimento en el que un grupo de hombres observaban una serie de videos aterradores o desagradables, utilizando un tipo de playera en particular.
Previo al estudio, cada hombre recibió un estricto protocolo de aseo corporal.
Esto para no enmascarar el aroma particular que cada persona produce como resultado de un estímulo o refuerzo negativo, como ver una serie de imágenes desagradables.
Después, los investigadores le dieron las playeras a un grupo de mujeres, con el fin de captar sus reacciones inmediatas al olerlas.
El estudio mostró una relación directa entre el gesto de las mujeres y el tipo de videos que habían visto los hombres.
En palabras del propio estudio, las mujeres se “sincronizaban emocionalmente” con la emoción que había experimentado el portador de cada playera.
Pero eso no es todo. Unos años después reprodujeron el experimento, esta vez utilizando refuerzos positivos en los hombres.
Como esperaban, las mujeres tuvieron una expresión positiva, acorde con el estímulo recibido por los hombres. En palabras del doctor Jasper H. B. de Groot, uno de los coautores:
“Nuestros descubrimientos sugieren que tanto los estados negativos como los positivos (como la felicidad) pueden transferirse a través de los aromas”.
Conclusiones:
Es decir, olemos y percibimos lo que esa persona está sintiendo en ese momento. Si entra a una habitación y está feliz nos sentirnos de la misma manera, pero si está molesta el ambiente se volverá tenso.
No necesitará de expresarlo con gestos o palabras, nuestra nariz nos podrá indicar la energía que transmite.
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