Queremos ponernos serios, por ti, por tu salud mental, por tu paz… Esta es la razón por la que debes perdonar a quien te hizo daño.
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En ocasiones la vida nos pone en nuestro camino a las personas indicadas, después de un tiempo, esas personas indicadas se convierten en maestros de vida, su compañía nos deja una herida.
Esta herida es una experiencia, es una vivencia de la que podemos y debemos aprender…
Pero, en ocasiones, el dolor que ocasiona nos impide ver claro y, en vez de soltar y dejar ir, empezamos a tener resentimientos.
Llega el día en el que no podemos perdonar, cargamos nuestra decepción disfrazada de «lo que el otro hizo mal», cuando quizá, nuestro error fue no manejar nuestras expectativas.
Es justo en este momento en el que debemos detenernos a reflexionar, aceptar que no hemos perdonado a quien nos hizo daño.
Pero es que, en realidad, debemos ver más allá de lo que el otro hizo o no hizo para lastimarnos.
En lo que nos debemos enfocar es en perdonar, en no cargar con el peso de resentimientos…
Es liberarnos de lo que el otro hizo para cargar con el menor equipaje (emocional) posible.
No se perdona por el otro, sino por estar en paz con nosotros mismos, lo que hicimos, lo que dimos… Eso que nos define más allá de los actos de otra persona.
Es esta la razón por la que debes perdonar a quien te hizo daño, para no amargarte ni llevar a tu presente el dolor de tu pasado.
Cada día es una nueva oportunidad de aprender, de crecer, de evolucionar de enfocarnos en nosotros mismos.
Así que del dolor obtén aprendizaje, de las personas recuerdos bonitos y deja que en tu corazón habite esperanza y sanación, por ti y tu paz.
De alguna manera, perdonar al otro es perdonarte a ti… ¡Suelta!
Si eso no es suficiente, sigue estos pasos para perdonar:
1. Acepta la realidad. Lo que pasó es lo que es.
2. La otra persona hizo lo que decidió hacer, por ella, no por ti. Claro, quizá eso pudo dolerte, pero fue su decisión, le pertenece y no tiene que ver con tu valor como persona sino con sus prioridades.
3. Ábrete a obtener lo mejor a raíz de lo que pasó. Los cambios son retadores pero confía en ti.
4. Aprende a adaptarte y a gestionar tus emociones. Enfócate en l que te da alegría, en las personas que suman a tu vida.
5. Concéntrate en tus prioridades, sólo en ti.
El cómo perdonar llega cuando te das cuenta que tu paz vale más que las prioridades de otra persona.
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