Pareciera que nuestra generación las tiene todas para ganar.
Los avances tecnológicos y nuestra destreza para adaptarnos a ellos podrían prometernos un gran futuro; si a eso le sumamos que somos la generación más preparada porque tenemos el nivel educativo más alto, podríamos levantarnos de nuestra silla y felicitar al de la computadora de al lado.
Pero la realidad es cruel. Si bien somos la generación con mayor nivel educativo eso no significa que se refleje en los beneficios obtenidos, porque también somos la generación peor pagada en la historia reciente de la humanidad.
Cifras dadas a conocer por The New York Times señalan que los adultos entre 18-34 años reportaron ganancias de $33.880, la cifra más desalentadora desde 1980.
Otro problema al que se enfrenta nuestra generación es la carga financiera que representan los Baby Boomers, además de los gastos en materia de salud que este grupo implica.
Además, las condiciones económicas generales del país que se manifiestan en deudas gubernamentales, desempleo, desaceleración de la economía y estancamiento de salarios, contribuyen a que los millennials no podamos despuntar como quisiéramos. La situación se agrava con los créditos que seguimos solventando para continuar con los estudios o para pagar los mismos.
Como resultado nuestra generación podría no gozar de beneficios laborales a largo plazo que generaciones anteriores sí tuvieron, como los planes de jubilación o el seguro médico.
Lo que nos queda es seguir apostando a la formación educativa y esperar que la creatividad y la preparación comiencen a hacer justicia para nuestra generación.
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