Existe una enseñanza del budismo zen que nos dice cómo conquistar a un enemigo sin atacarlo.
Para explicarlo recurrimos a una parábola, la famosa historia de un temido guerrero que arrasa una comarca en el lejano Oriente.
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¿Has oído algo del Libro de la serenidad? Este libro es un compendio de breves historias (casos) en donde un maestro y un discípulo zen dialogan, aunque a veces hay otros personajes como ancianas que venden té, monarcas o familias de la época.
Este libro se publicó por primera vez en el año 1224, y se piensa que la historia que queremos compartir pasó de la tradición oral al texto desde entonces.
Este es un sencillo relato donde el juego de palabras es muy sutil y su final es abierto (es decir, ambiguo) para llevar a la meditación cierta contradicción o paradoja visceral:
La enseñanza del budismo zen para conquistar al enemigo, sin atacarlo
Aquel temido guerrero jamás había sido derrotado y había conquistado grandes territorios, imponiendo temor a donde iba.
Una vez los aldeanos de un pueblo, al escuchar que el guerrero se acercaba, huyeron aterrorizados.
No solo ellos, hasta los gobernantes salieron despavoridos… cuentan que hasta ollas con comida se quedaron en el fogón, así como los animales de trabajo.
Sin embargo, el monje ermitaño que vivía en la falda de la montaña se quedó en el pueblo.
Después de ocupar el territorio con su ejército, el guerrero se dirigió a la choza del monje.
El guerrero se sentía contrariado, casi ofendido, porque el monje no hubiera corrido como todos.
El anciano zen permaneció ecuánime, lo que enfureció al guerrero y le gritó mientras sacaba su espada:
—¡Viejo tonto! ¡No te das cuenta de que estás frente a un hombre que podría partirte en dos con tan sólo un parpadeo!
El maestro zen respondió sereno, sin miedo y sin moverse:
—Y tú, ¿te das cuenta de que estás frente a un hombre que podría ser partido en dos en un solo parpadeo?
Una respuesta casi en espejo tuvo el efecto de un sable.
La enseñanza de entender lo adverso y practicar el aikido:
Japón, siendo una pequeña isla de tradición milenaria, ha desarrollado otra cultura de entender lo adverso.
Entienden que vencer no siempre depende de cortar cabezas.
La conquista más trascendente del guerrero y del monje es trascender el miedo.
El aikido, que también es una práctica japonesa y una disciplina física y espiritual, se enfoca en recanalizar la fuerza del enemigo (por eso se le llama también el arte de la paz).
No busca el ataque sino la transformación de la energía o de fuerzas antagonistas.
Poder llevar como filosofía de vida no ser una amenaza para otros seres (como el guerrero de la historia), sino tener por escudo la serenidad que dio valentía al monje de la montaña.
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