Hoy en día el vino ha llegado a ser parte importante de nuestras reuniones y cenas, a veces hasta comidas.
Te recomendamos:
Microgestión: el enemigo primario del liderazgo
3 heladerías en donde puedes degustar pan de muerto con helado
Y muchas veces nos partimos la cabeza para ordenar en el restaurante la botella de vino con el balance perfecto entre precio y sabor. Pero al parecer nuestros días de tormento podrían llegar a su fin pronto. Un estudio de la Universidad de Yale publicado en el Journal of Wine Economics analiza la pregunta del millón: ¿En verdad los vinos más caros saben mejor?
El estudio que fue conducido mediante pruebas ciegas afirma que la respuesta es: no siempre. La muestra fue de 6 mil personas no experimentadas en la enología y viticultura, y ni ellas ni las personas que los servían sabían la identidad, precio u otra característica del vino. Después, los participantes proseguían a asignarle una calificación a cada vino antes de discutir su experiencia con el resto del grupo, pero ya no se podía cambiar la calificación. Al comparar los ratings, salían ganando los vinos baratos.
El estudio concluye que el placer que recibimos de beber vino depende de sus cualidades intrínsecas (sabor y olor) y externas (precio y presentación). Las primeras cualidades obedecen un proceso de abajo hacia arriba, en donde dependemos ampliamente de nuestro aparato sensorial; mientras que en la cualidades externas, es un proceso inverso (de arriba hacia abajo), ya que nuestras creencias y expectativas sobre la cualidad son determinantes importantes.
Teniendo esto cuenta, ya podemos tomar vino a chorros.
No es cierto, todo con medida.
Danos Like en Facebook.
Te recomendamos:
Esta es la razón por la que cuidarás al iPhone X como a tu vida
Leave A Reply