Si hacemos una lista de las cosas que a diario estamos posponiendo, lo más seguro es que en los primeros lugares ponemos «hacer ejercicio».
Y es que un día NO nos alcanza para cumplir con todos los pendientes, por lo que tomamos nuestra agenda y comencemos eliminando las actividades.
Que son justamente las importantes para nuestro bienestar, tal es el caso de la actividad física.
Sin embargo, cuando pasamos la barrera de los 33 (o incluso antes) nos damos cuenta que nuestro cuerpo no es el mismo, y que hacer ejercicio no es un deseo, sino una necesidad.
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Nos sentimos agotados, ya no nos queda nuestra ropa, perdemos confianza en nuestra imagen, y sin contar los pequeños malestares físicos que comenzamos a padecer por nuestra vida desorganizada y sedentaria.
Ahora bien, probablemente nuestro cuerpo nos está diciendo que es momento de hacer ejercicio, porque ya no se siente bien…
Señales de que debes comenzar a hacer ejercicio
1. Subes las escaleras de tu casa y ya estás ¡sin aire!
¡No es recorrer la Muralla China, son 10 escalones! Si no puedes con unas simples escaleras, es porque tu condición física no está nada bien.
2. Tu proporción de comida a ser mayor.
Todo estaría bien si estuvieras haciendo ejercicio y comiendo productos saludables.
Se vuelve un problema cuando no te estás alimentando de la forma correcta.
3. Tu snack favorito son las papas y el cacahuate japonés.
Sí, son deliciosos, pero no es algo que debas consumir todos los días o en todo momento.
4. Tu ropa favorita ya no te queda.
No se encogió ni tampoco tampoco está dañada. El asuntos es que tu cuerpo ya no es el mismo.
5. Sientes que no descansas en las noches.
Cuando tenemos problemas de salud y sobrepeso, no podemos descansar apropiadamente.
6. La boca se te reseca.
Probablemente, se te olvida beber agua con frecuencia. Ya sea porque no te gusta o estas consumiendo bebidas que no son buenas para ti.
7. Comienzas a justificar tu subida de peso.
Inventas un pretexto nuevo cada vez que alguien te dice que debes hacer ejercicio.
Siempre justificas que la pandemia, la ruptura o el estrés te han hecho ganar kilos de más.
8. No tienes alimentos «restringidos»
Ni siquiera por tu mente pasa la idea «no debería comer esto». Te llevas cualquier cosa a la boca sin preocuparte si es sano o no.
9. ¡La báscula No miente!
Si tu peso ha cambiado radicalmente, es momento de prestarle atención a tus hábitos diarios.
Cuéntanos ¿cómo sabes que debes comenzar a hacer ejercicio?
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