Zacatlán de las manzanas tiene manzanas deliciosas, ¡es verdad!, pero lo que no sabes del pueblo es que tiene el mejor pan artesanal de queso que probarás en tu vida.
No sólo fue catalogado como pueblo mágico por la belleza de su centro y la calidez de su catedral, Zacatlán de las manzanas es encantador por su vista y su cocina.
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Pan típico
Si visitas Zacatlán y no comes su pan de queso es como ir a la Ciudad de México y no comer tacos al pastor. No hay mejores chalupas, tlacoyos de alberjón y tamales de frijol que los que puedes comer ahí.
Uno de los principales atractivos de este pueblo mágico está en la comida típica del lugar, así que ir allá sin probar sus platillos es un verdadero pecado.
El olor del pan de queso te conquista metros antes de que vislumbres la panadería y al asomarte por la ventana de madera que tiene La Fama de Zacatlán, tus ojos no podrán creer la fuente de ese aroma: el pan de queso es de color rosa.
El pan tiene un sabor espectacular gracias a que está preparado con manteca fresca.
Si tienes la suerte de ir a la panadería justo cuando sacan los panes del horno, no te vas a resistir y olvidándote de las pinzas (y de los buenos modales) tomarás un pan con tus manos antes de ir a la caja a pagar tu compra, pero no te preocupes, para los vendedores es muy normal.
El pan de queso es típico del lugar y en el centro de Zacatlán podrás encontrarte mínimo otras 2 panaderías más como la Pimentel y Los Vázquez, que también llevan años dedicándose al negocio.
Eso sí, después de probarlos deberás decidir a qué panadería serás fiel porque aunque ocupan los mismos ingredientes tienen un sabor diferente.
Consejo:
No metas el pan en la cajuela, además de romperse, el olor viajará hasta la parte delantera y tendrás que orillarte en carretera para sacar la bolsa (o la caja) y probar la siguiente pieza.
¡Tacos!
Además del pan, en el centro no puedes perderte de unos tacos en la Taquería Alba, mejor conocida como «Tacos del Diablo», ¿su especialidad? despertar tu gula con sus tacos de mixiote, barbacoa, chalupas y tlacoyos.
Después de una buena comida, puedes bajar la panza dando un recorrido a pie por el centro en donde está el reloj floral, de paso visitar el Museo del reloj que también ya es tradición.
Niebla
Por las tardes…
Podrás ver como la niebla cubre poco a poco parte de la sierra norte de Puebla, el pueblo se queda perdido entre la cortina blanca y si eres (como yo) de los que disfruta manejar en carretera, el camino te parecerá fabuloso, unas cuantas curvas reclamarán tu atención pero el paisaje que podrán disfrutar en el auto es estupendo.
Además…
El pueblo cuenta con diferentes actividades, puedes conocer el río San Miguel, anticiparte a visitar Piedras Encimadas o apreciar la naturaleza en su máximo esplendor en el mirador de cristal.
Si buscas hotel, El mirador es una opción interesante.
Su ubicación te da una de las mejores vistas de «la barranca», su restaurante es recomendable y sus cabañas rústicas son un regalo de la naturaleza.
Como extra, pregunta por los lugares en donde la gente vende vinos o sidras artesanales, será uno de los mejores souvenirs con los que podrás regresar.
Si lo que quieres es conectar al 100 con la naturaleza, visita las cascadas de Tulimán, llega temprano para apreciar los tres niveles de la aventura.
Lleva zapatos cómodos, ropa fresca, una gorra y bloqueador solar, aunque esta actividad es ideal en días calurosos y sin lluvia.
Anota este pueblo mágico en tu agenda, queda a 3 horas de la Ciudad de México.
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