Un proverbio chino lo sentencia de manera muy clara: «Quien regresa de un viaje no es la misma persona que partió».
Recorrer y conocer otras latitudes no sólo expande tus conocimientos sobre el mundo y la cultura de otras naciones, sino que cambia por completo tu perspectiva de la vida y de las situaciones que enfrentas a diario.
Te hace más tolerante, mejora tus habilidades de adaptación, enriquece tus conocimientos y fortalece la confianza que tienes en ti mismo.
Pero esto no es todo. En un reciente artículo publicado en el World Economic Forum, se enumera los 10 mejores beneficios que obtienes al viajar solo y en El Personalista quisimos compartirlo:
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1. Aprendes a tomar decisiones con autoridad.
Al estar en un lugar que desconoces por completo, aprendes a guiarte por la intuición y tomar decisiones para hacer casi todo: dónde comer, dónde vivir, a quién hablarle, en quién confiar, qué visitar, cómo moverme en la ciudad, etc.
2. Te conviertes en un experto organizando tu presupuesto.
No será de la noche a la mañana, pero poco a poco aprenderás a invertir dinero en lo que realmente necesitas para estar bien, y también comenzarás a valorar cada cosa que te aporta bienestar y tranquilidad: amigos, comida, lugares, etc.
3. Te conviertes en una persona flexible.
Un plan siempre puede cambiar a último momento o puede enfrentar obstáculos que harán el recorrido más difícil, pero no por eso te harán desistir de lograrlo.
Así, comienzas a aprender que no tienes el control de tu entorno, sólo de ti mismo; y entiendes que siempre hay múltiples soluciones para una misma circunstancia.
4. Siempre tienes algo que contar.
Te conviertes en una persona más interesante, pues tienes algo que contar sobre otras culturas, sobre una experiencia original, sobre tus aprendizajes recorriendo el mundo, etc.
5. Mejoras tus habilidades comunicativas.
No sólo porque prácticas otros idiomas, sino porque hasta aprendes palabras originales dentro de tu misma lengua.
Sin contar que comienzas a ser más extrovertido y se te hace más fácil compartir con personas de diferentes creencias y culturas.
6. Aprecias lo simple de la vida.
Estar en un lugar nuevo, alejado de tus familiares y amigos, te permite apreciar las cosas que realmente tienen un valor en tu vida y que le dan sentido.
Además, te ayudan a aprovechar y estar consciente del tiempo presente, y todas las oportunidades que eso conlleva.
7. Le restas importancia a las cosas materiales.
Aprendes a simplificar tu vida: entre lo que necesitas y lo que no es tan necesario. Es decir, te entrenas en eso de desapegarte de las cosas y las personas.
8. Disfrutas de tu propia compañía.
No sólo te conoces más, sino que tienes tiempo para explorar nuevos hobbies y cosas que te entusiasmen aprender y practicar.
9. Conoces a personas de distintas partes del mundo.
¡Y cada uno de sus conocimientos de vida! Recuerda que una de las mejores formas de conocerte es identificando cómo te comportas con las otras personas y situaciones específicas.
10. Valoras el tiempo.
Eres consciente que la vida está afuera esperando por ti, y NO detrás de una computadora, en las redes sociales o admirando las cosas que hacen los otros.
Cuéntanos ¿qué otras cosas aprendes de viajar y vivir en el extranjero?
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