Estos zapatos de origen inglés son muy parecidos entre sí y mucha gente suele confundirlos, sin embargo, tienen diferencias significantes dándole a cada uno su muy particular lugar en la moda masculina.
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Para que no te confundas y sepas cuál debes combinar con qué, te explicamos sus particularidades.
Primero veamos su anatomía:
Brogue
Está inspirado en el calzado tradicional de los campesinos irlandeses. Para facilitar el secado del interior de sus zapatos, practicaban agujeros en la gruesa piel de la puntera y de las cañetas.
Se empezó a confeccionar con piel cada vez más fina y suave y con un patrón visiblemente más elegante, perdiéndose así la función original del perforado (brogueing), quedando como un plus a su estilo.
Comúnmente los puedes encontrar en uno de sus cuatro estilos de tapa del dedo del pie (full o «wingtip», semi-, quarter y longwing) y cuatro estilos de cierre (Oxford, Derby, ghillie y monje) y son parte de la vestimenta favorita de los hombres de negocios.
Oxford
Son considerados el prototipo inglés. La principal diferencia es que los ojales de los cordones van por debajo del empeine, una característica que se llama «closed lacing» (cordones cerrados). Este tipo de ojales no se encuentran en los blüchers ni Derbys, que tienen los ojales por encima.
Los Oxford empezaron siendo zapatos formales pero muy simples, hechos de piel en 1830. Luego fueron evolucionando para adaptarse a modelos más casuales y ahora se confeccionan de diferentes materiales como piel de ternera, charol, ante o tela. Por lo general son negros o cafés y pueden ser liso o con patrón (como los brogues).
Siguen siendo los zapatos más elegantes y si no sabes cuáles elegir para una ocasión especial, unos Oxford siempre se ven bien.
En conclusión, los brogues son un tipo de Oxford con hoyuelos o cortes en la puntera.
¿Y los Blücher?
Este modelo es menos formal, más amplio que el Oxford. Se caracteriza por tener las costuras exteriores en cosido doble (definido como costura prusiana) y la lengüeta como parte integral de la pieza anterior del zapato. Su nombre es gracias al duque Gebhard Leberecht von Blücher, pues encargó la confección de estos zapatos para sus soldados.
Sin duda, estos zapatos son sinónimo de formalidad y comodidad.
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