Crecer a veces duele, nos aferramos tanto a nuestra juventud que nos da miedo que los años hagan de la suyas, y no nos damos cuenta de las cosas valiosas que nos trae el madurar.
Sobre todo, cuando tenemos más de 30 y vemos que nuestros esfuerzos han tenido frutos, que hemos dejado de ser unos soñadores para ser triunfadores.
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Y si aún no lo ves claro, es momento de abrir los ojos y darte cuenta de que eres un hombre responsable, exitoso y maduro:
1. Sabes aceptar un NO.
Ya no te aferras a las cosas ni a las personas, ahora te valoras y sabes aceptar que algunas cosas no funcionan y que es bueno dejarlas ir.
2. Te valoras.
Sabes retirarte a tiempo de donde no te aprecian, desde un trabajo, un lugar, un amor… Ya no estás para rogar, si quieren ser parte de tu vida adelante y si no que les vaya muy bien.
3. Disfrutas de tu sexualidad.
No tienes pena de autocomplacerte o buscar calor en alguien más, disfrutas de todo lo que te la intimidad, pero también te cuidas.
Sabes que exponerte podría traer graves consecuencias.
4. Te aceptas tal y como eres.
Ahora reconoces que tus diferencias son lo que te hacen una persona única. Les sacas el mayor provecho y las vuelves tus fortalezas.
5. Ya no te sientes mal al decir NO.
Si no te sientes a gusto, no lo quieres o no te gusta lo dices, pues ahora sabes que es muy importante decir lo que sientes en el momento justo.
6. No te cierras.
Ya no ves las cosas en blanco y negro. Sabes que puedes cambiar de opinión y está bien, no es que seas indeciso, ahora reflexionas todas las posibilidades.
7. Aceptas tus errores.
No eres perfecto y lo sabes, por esto no te sientes mal de equivocarte, al contrario, lo usas a tu favor para seguir adelante.
8. Pides ayuda.
Ahora ya entiendes que no puedes con todo, que hay ocasiones en las que es sano pedir ayuda y designar tareas.
9. Te adaptas.
Ahora eres capaz de enfrentar cualquier reto que se te ponga en frente, sí, les tienes miedo, pero sabes que sí trabas arduamente podrás superarlo.
10. Haces las cosas de forma diferente.
No necesitas copiarle a nadie, aunque valoras las enseñanzas de los demás quieres dejar tu huella, por eso, te gusta probar otra forma de lograr las cosas.
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