Si te la vives trabajando o todo el tiempo te estás esforzando para lograr tus metas, es momento de analizar si no te estás boicoteando.
Entendemos que esta situación te suele ilógico o que sea difícil de creer, pero tú podrías ser tu propio enemigo.
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En ocasiones no nos sentimos suficientes o echamos todo a perder cuando estamos a punto de lograrlo.
Incluso, algo en tu interior podría decirte que no lo mereces o que le estás robando el éxito a alguien más, cuando no es así.
¿Cómo saber que me estoy boicoteando?
Una parte de ti tiene miedo de triunfar, cree que si lo logra, todo cambiará, pero para mal. Hace que te bloquees y no puedas demostrar lo mejor de ti.
Te hace sentir pequeño o menos poderoso lo que eres. Te estás boicoteando para no perderlo todo, pero la realidad es que no te permite luchar por lo que deseas.
Tal vez, ver los fracasos de otros o no cumplir las expectativas de los demás sean parte de las razones que no te permiten ver que tienes todo para triunfar.
5 formas en las que te boicoteas
1. No pones límites.
Dejas que todo el mundo te pisotee o siempre estás dispuesto a dar todo por ellos y no haces lo mínimo por ti.
Una cosa es ser empático y buena persona, y otra muy diferente es ser el tonto que todos usan a su beneficio.
Te estás boicoteando porque no eres capaz de poner límites a los demás y por no respetarte ni darte tu lugar.
2. No haces tiempo para ti.
No te estás permitiendo destacar al verdadero hombre que ya está en tu interior. Te ocultas para que nadie pueda ver tus defectos o para que no decepcionarlos.
Esconderte y no hacer un tiempo para trabajar en ti y en lo que deseas, solo te está limitando
3. No creas la vida que mereces.
Eres talentoso, inteligente y apasionado, sin embargo, no estás trabajando en lograr tus metas o convertirte en la persona que siempre has querido ser.
Solo dejas que las cosas fluyan o que el destino te lleve a dónde él quiera.
Este pensamiento es una forma de sabotaje porque no estás construyendo la vida que quieres, le dejas el cargo y la responsabilidad a alguien más.
Lavarte las manos o aferrarte a la suerte, no te ayudará en nada.
4. No tienes claridad.
Hay momentos en los que realizas actos que no deseas o solo para ganar aprobación y esto solo deja que no sabes lo que quieres en la vida.
Aseguras que deseas el éxito y trabajas por él, pero dices mucho y haces poco.
5. No te escuchas a ti mismo.
Apagas tu intuición o simplemente la ignoras, crees que escuchar los comentarios negativos o hacerle caso a personas que no te valoran o que solo quieren verte fracasar es lo mejor para ti.
Sin embargo, está acción solo está provocando que ellos tengan poder sobre ti y te manejen a su antojo.
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