Muchas veces, cuando nos enfrentamos a un problema es muy difícil mantener en orden nuestra mente, nuestros peores pensamientos llegan y nos desmotivan.
En la filosofía zen, un individuo no puede avanzar por los caminos de la iluminación si internamente no está en orden, tanto mentalmente como en espíritu.
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El orden es un proceso infinito e intermitente que siempre convive con el caos y que se debe buscar, ya que jamás viene solo.
Esto significa que debemos ordenar si queremos orden, suena lógico, pero no es tan sencillo como parece:
Esto te ayudará a mantener en orden tus pensamientos
El monje zen Shoukei Matsumoto propone en su libro A Monk’s Guide to a Clean House and Mind, limpiar nuestro hogar para así limpiar nuestra mente.
Para este peculiar monje, ordenar la casa o cualquier otro espacio vital de manera consciente y relajada, quitando el polvo como si lo quitáramos de nuestro propio espíritu, es un camino a la iluminación:
“Barremos el polvo para remover nuestros deseos terrenales. Fregamos la suciedad para liberarnos de nuestras ataduras. Vivimos simplemente y tomamos tiempo para contemplar al yo”.
Se trata de una actividad que en los templos budistas se conoce como “soji”: el momento en la mañana donde, recién levantados y antes de meditar o rezar, los monjes realizan alguna tarea específica de limpieza durante 20 minutos.
Algo que, según Matsumoto, todos deberíamos hacer, pues además tiene el poder tanto de reunir a colectividades como de aquietar espíritus solitarios.
Lo importante está en que lo hagamos abstrayéndonos de cualquier otra cosa ajena a la acción que estamos realizando: que aprovechemos el momento mindfulness que implica cada tarea de limpieza para contemplar y meditar.
Para él esta sencilla práctica resulta ideal, ya que además es algo que de todas maneras tenemos que hacer cada tanto.
La cuestión está en qué tipo de energía le imprimamos a la inevitable faena de la limpieza, para transformarla de un quehacer fastidioso en un momento de introspectiva reflexión.
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