La envidia es una emoción negativa que solo te limita y no te permite destacar tus verdaderos talentos y tampoco luchar por lo que realmente quieres en tu vida.
Todo empeora cuando se envidia a alguien cercano a ti como un amigo, compañero de trabajo o hasta algún familiar.
Sin embargo, solo una persona madura supera con éxito ese tipo de sentimiento y se concentra en ser mejor persona y lograr sus propias metas.
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Entendemos que para ti sea difícil que otras personas logren lo que tanto han deseado y que tú, a pesar de tus esfuerzos y arduo trabajo, sigas en el mismo lugar.
No es que no te alegren sus metas o que sean felices, simplemente la envidia te hace creer que era tu momento o que ellos lo lograron de una forma fácil o por suerte.
Incluso que, tú vales más o lo mereces, porque te ha costado mucho, pero no conoces en realidad lo que hicieron para estar en la cima.
Si quieres redimirte, dejar de sentir envidia o enfocarte en tu propio éxito, es momento de hacer esto:
Lo que necesitas en tu vida para dejar de sentir envidia
1. Eres una buena persona.
Sí, eres un humano que comete equivocaciones y que siente emociones negativas, pero eso no te convierte en el villano de la historia.
Sabes que no eres perfecto y por esto te permites desahogarte y molestarte por ver a otros llegar.
Sin embargo, no debes aferrarte a la idea de sentirla todo el tiempo o juzgar sin tener todo el contexto del éxito del otro.
2. No era para ti.
La envidia siempre viene acompañada de los celos y estos son generados por algo que carece y el otro tiene (y tú crees que no podrás tener o que era para ti).
Sin embargo, debes tener muy claro que cada persona es diferente y tienes metas distintas. Incluso que, si otro lo logro, es porque era su momento y ese éxito no era para ti.
3. El miedo se está apoderando.
La envidia es el miedo de no alcanzar lo que siempre deseas, esté ronda por tu mente y te hace creer que no lo lograrás y que solo verás a otros triunfar, mientras tú te hundes.
Aferrarte a este pensamiento y sentimiento, solo provocará que termines cayendo en lo que no quieres.
Lo mejor es aceptarlo, entenderlo y ver qué es lo que te impide ir por todo lo que quieres.
¡Ojo, no es la persona que lo logró lo que te está limitando, sino tus creencias, tus malos hábitos y hasta la misma envidia que no te deja trabajar en ti por enfocarte en alguien más.
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