Algo inusual ocurrió este jueves en el mundo de la música, y más aún en el panorama literario. Bob Dylan recibió esta mañana el premio Nobel de Literatura y definitivamente nadie se lo esperaba, ni los músicos ni los literatos.
Aunque Dylan tiene una carrera extraordinaria, canciones legendarias y su nombre lleva varios años sonando alrededor del premio, nadie pensó que eventualmente se lo darían.
Y es que si bien, nos encantan las letras de sus canciones, llenas de palabras y frases que han penetrado la memoria de todos, nos han emocionado y han sido compartidas por varias generaciones, el galardón en la categoría de Literatura nos tiene a muchos con los sentimientos encontrados.
Por vez primera, el anuncio de esta categoría no hará que la gente corra a las librerías a adquirir la obra de un escritor con una trayectoria sorprendente de obras publicadas. Al contrario, la tiendas de música y las descargas de música digital serán los más beneficiados con el anuncio.
Pero lo que en verdad nos tiene a muchos confundidos es si, ciertamente, este músico legendario merece ganar una categoría como ésta. Si las letras de sus canciones son tan poderosas para competir con escritores de la talla de Ernest Hemingway, John Steinbeck, Saul Bellow, Günter Grass, Patrick Modiano, por nombrar sólo a algunos que antes ganaron el mismo reconocimiento.
O es que el mundo de la escritura está pasando por una crisis de inmensas dimensiones y eso llevó a que un músico como Bob sea reconocido por componer canciones fuertemente «ligadas con la poesía». O quizás, siendo más optimistas, los organizadores de esta edición querían mostrar que los premios están renovándose y adaptándose a una época postmoderna
Ya en 2013, Bill Wyman escribía en el New York Times: «El trabajo de Dylan es una apuesta contra lo convencional, carece de los juicios morales fáciles, el discurso pop o las frecuentes concesiones a la audiencia. Su lirismo es exquisito; sus preocupaciones y temas son atemporales; y pocos poetas de cualquier época han tenido una influencia tan universal con su trabajo”.
Y ahora, después del anuncio, Wyman volcó sus sentimientos en Vulture: «Dylan lo obtuvo porque es uno de los poetas elegidos del siglo 20. Era un cantante de folk, un rock star, un provocador, y de vez en cuando un crank. Pero más que cualquier cosa, antes de cantar sus letras, las puso en papel, las trabajó con cariño y quiso que significaran algo».
Como se quiera interpretar, la trayectoria de un gran músico ha sido reconocida y eso nos llena de felicidad, aunque no sabemos si este reconocimiento sea el más idóneo para él y menos para el mundo de la escritura.
Lo que es un hecho es que hoy, una vez más, Bob Dylan ha hecho historia. En 112 años que lleva el Premio Nobel de existir, ningún cantautor había recibido el premio de literatura. Esta decisión eleva la escritura de canciones al mismo nivel que la creación de literatura. Esto es enorme, es un gran salto para todos los escritores de canciones.
Es la primera vez que la Academia Sueca se aleja del intelectualismo y el elitismo que suele caracterizarla para acercarse a otro tipo de creaciones literarias, dándoles el mismo valor y reconociendo su trascendencia al mismo nivel que se reconoce un poema o una novela.
Independientemente de lo que pensemos sobre si lo merecía o no, esta decisión le confiere a todos los escritores de canciones una nueva posibilidad.
Bob tiene una trayectoria musical que nadie puede dudar, con o sin este reconocimiento… Y ahora nos tiene a todos debatiendo sobre si merecía o no ganar un premio Nobel de Literatura. Tal vez la Academia tenía muchas cosas que decir entre líneas.
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