Si quieres tener una vida más saludable al comer balanceado y al ejercitarte, pero nunca tienes ganas de esto último, ¡no te preocupes!
Lo sabemos, muchas veces, no te levantas con el pie derecho y con la energía al máximo, solo tienes ganas de seguir acostado, pero no es algo que te puedes permitir.
Te recomendamos:
Acciones que hacen a un hombre más poderoso e inteligente
Todo lo que no te dijeron de trabajar por los sueños de otros
Encuentra en el Facebook de Personalista más contenidos similares
Hacer ejercicio no debe ser algo que te haga sufrir o torture, sino que debes disfrutarlo y sentirte cómodo.
No solo se trata de tener ganas para hacerlo, también de empezar a crear este hábito que te ayudará a sentirte mejor contigo mismo.
A continuación, te contamos qué puedes hacer en esos días en los que no quieres ir al gimnasio o moverte en lo absoluto:
5 cosas que debes hacer cuando no tienes ganas de ejercitarte
1. Crea un hábito.
Si llevas poco tiempo ejercitándote, no trates de hacer una rutina compleja o de muchas horas, lo mejor es ir poco a poco.
Ya que, tu falta de ganas puede deberse a que los ejercicios son muy pesados o difíciles de hacer.
Lo mejor es empezar por lo básico y hacerlo de 15 a 30 minutos por 3 veces a la semana. Cuando ya te sientas listo aumenta a una hora por 5 veces a la semana.
Sin embargo, si no tienes ganas, no lo hagas ese día, porque si te fuerzas, con el tiempo lo abandonarás.
2. Cambia el horario.
Si te despertaste de malas o sin energía, cambia tu hora de hacer ejercicio. Permítete descansar 5 minutos y date el tiempo para encontrar motivación.
No debes obligarte a hacerlo a cierta hora o creer que si cambias tu horario no servirá, la realidad es que no importa el momento en que lo hagas, sino que sea de la forma correcta.
Y esto incluye hacerlo con motivación.
3. Cambia la forma en la que hablas al respecto.
Es decir, muchas veces nuestras palabras nos impiden llegar a nuestras metas o provocan que nos saboteemos.
Por ejemplo, si tú dices “tengo que hacer ejercicio”, “me urge bajar de peso” o “me molesta mi cuerpo, necesito mejorarlo”.
Es una forma de criticarlo y decirle que algo está mal con él cuando no es así. Sin embargo, si lo aprecias y lo valoras, él podrá ayudarte a lograr tus objetivos.
Cambia el “debo” por el “hoy quiero relajarme, desestresarme o mover mi cuerpo por su bienestar”.
4. Cambia el ejercicio.
Cambiar tu rutina no es el fin del mundo y tampoco perjudicará tus objetivos, ten presente que se trata de cuidar tu cuerpo, no de torturarlo.
Por esto, date permiso de cambiar el ejercicio que realizarás ese día que no tuviste ganas.
Es decir, en vez de hacer pesas o cardio, opta por hacer yoga.
5. Piensa en el después.
Muchas veces, solo vemos el ejercicio como algo difícil y que nos costará trabajo, pero no nos damos cuenta de lo bien y relajados que nos sentimos al terminar.
Incluso, podemos imaginarnos que estamos un paso más cerca de nuestros objetivos.
Así que, cuando no tengas ganas de hacer ejercicio, enfócate en cómo te sentirás después y los beneficios que te brindará.
Si de plano el ejercicio no es lo tuyo o te cuesta mucho, es momento de acudir con un médico para averiguar si no tienes un problema más grave o eres alérgico a él.
Síguenos en nuestras redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram.