Después de algunas semanas en las que quise ver El Irlandés en Netflix y no pude, este fin de semana me dispuse a sí o sí, verla de una vez por todas. Esta es mi reflexión.
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El Irlandés
El sábado, según mi agenda, podría (por fin) ver El Irlandés, cinta de Martin Scorsese y que, dicho sea de paso, ha puesto el nombre de 2 mexicanos en la mira. Robert De Niro, Al Pacino, Joe Pesci, Harvey Keitel y Ray Romano son la mención obvia pero la ovación se extiende a Gastón Pavlovich, productor de la cinta y Rodrigo Prieto, director de fotografía.
En fin, según mi agenda tenía 4 horas libres para fundirme en mi sillón y apreciar la cinta que ha logrado más nominaciones que premios pero que sin duda clama atención.
Los primeros 15 minutos me gustaron bastante, realmente te disponen a seguir, los siguientes 15 minutos son el doble de interesantes pues la historia comienza a descolgarse y con ésta comenzaron los problemas.
Sonó el teléfono de mi casa…
Nadie nunca me llama a mi número local y justo en ese momento sonó el teléfono, mi celular estaba en silencio desde que le di play a la película, en verdad no quería distracciones, olvidé el clásico ring de mi teléfono.
Tuve que poner pause para atender la llamada, con tono desesperado (lo confieso) respondí «número equivocado».
Me senté en mi sillón nuevamente para seguir con la historia y, ¡oh sorpresa! El timbre insistente de mi casa me volvió a perturbar, las luces apagadas de mi departamento y las cortinas corridas no fueron señal suficiente para alejar a vendedores, después del tercer ding-dong, mi paciencia me levantó nuevamente y salí a dar las gracias.
Para cuando regresé a mi pequeña sala de cine, noté que había olvidado ponerle pause y tuve que regresarle unos cuantos segundos, le di el minuto para poder engancharme otra vez, seguí viendo unos minutos más y hubo otro llamado, el de la naturaleza.
Decidido por no decir resignado, me levanté por tercera ocasión y fui rápido al baño a aliviar mi asunto, soy un adicto al café.
Ya para cuando regresé, no estaba con la misma disposición para verla.
No quería ser como muchas personas que me comentaron que vieron la cinta dividida en 2 o 3 partes, o que incluso, aún no la habían terminado de ver y se habían quedado a la mitad.
Mi reflexión
Qué bien que podemos disfrutar en la muy singular comodidad de nuestro hogar algunas de las cintas que están siendo reconocidas por la crítica y por todos los festivales, sin embargo, ir al cine siempre será la mejor opción.
Sé que al igual que otras producciones más, El Irlandés llegó a las salas de cine, el problema es que Netflix comienza a ser un hábito e ir al cine es una de las cosas que creo empezamos a sacrificar.
Sí, hace falta el roce social, sentarte en una butaca en donde no puedes estirar las piernas (prefiero las salas tradicionales, llámenme romántico) pero hasta eso llega a ser medición para evaluar si la cinta estuvo «lenta», «pesada», inserte aquí el calificativo que más use.
Lo que pasa con cintas tan trabajadas, que generan tanta expectativa como El Irlandés, es que merecen la ida al cine aunque en casa podamos verla «gratis» y «cómodos».
El cine y las películas evolucionan, pero, ¿el modo de consumirlas también debería de evolucionar? Una cosa es ver series y turnar los capítulos y otra es ver el séptimo arte incluso desde el teléfono celular, ¿no?
Te tengo unas preguntas que espero quieras responder en los comentarios o en nuestras redes sociales:
1. ¿Ya viste El irlandés?
2. ¿La viste en casa o en un cine?
3. ¿Qué te pareció?
Si te preguntas si la terminé de ver es… ¡Sí! Y me gustó bastante pero la competencia con Érase una vez en Hollywood, Joker, Mujercitas, 1917, Jojo Rabbit, Parásitos, Historia de un matrimonio y Ford V Ferrari, está bastante complicada. Suerte a los mexicanos.
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