Encontramos en Internet la famosa «Parábola de la hormiga», una reflexión que muchos necesitamos en un mundo altamente competitivo y en donde encontrar un buen empleo siendo un buen empleado o ser emprendedor de corazón, pone retos gigantes.
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Parábola de la hormiga desmotivada
Había una hormiga que llegaba temprano a su trabajo todos los días y comenzaba su jornada inmediatamente, hacía todo con dedicación y excelencia. Era una hormiga muy productiva y estaba feliz con su función.
Como la hormiga era muy dedicada, trabajaba por su cuenta.
Un día, el león quien era su jefe se dio cuenta de que la hormiga trabajaba sin supervisión y pensó: “si ella era tan productiva sin supervisión, ¡imagínese entonces si estaba supervisada!
Así pues, el león decide contratar a la cucaracha, quien tenía demostrada experiencia en supervisión y además era famosa por redactar unos fantásticos informes.
En su nuevo papel, la cucaracha se propuso como primer objetivo implantar un sistema de fichaje de entrada y salida de los empleados, con el fin de vigilar la presencia de los empleados.
Tan pronto acabó con el control de presencia, decidió buscar una secretaria que le ayudara a reunir los informes, organizara los documentos y contestara el teléfono, así que, tras varias entrevistas contrató a una araña.
…
El león estaba encantado con los informes que producía la araña y le pidió que además añadiera gráficos a los informes para describir las tendencias y rangos de producción, así él podría usar los informes en las presentaciones del consejo de administración.
La cucaracha entonces decidió que necesitaba comprar un ordenador y una impresora láser para mejorar los informes de producción.
En ese momento se dieron cuenta de que con el nuevo equipamiento deberían contratar a un “manager” de informática para mantener la impresora y el ordenador.
La hormiga entre tanto, que un día fue tan productiva y feliz, comenzó a sentirse agobiada por todos los datos e informes que le solicitaba la cucaracha y que ahora consumían muchísimo de su tiempo.
El león se percató de la situación y decidió que era el momento exacto para contratar a un jefe de departamento para el área donde trabajaba la hormiga, ya que estaba creciendo a un buen ritmo.
Realizó un larguísimo proceso de selección y finalmente decidió contratar a la cigarra.
La cigarra
La cigarra, una vez se hizo cargo del departamento, necesitó también un asistente que trajo de su anterior trabajo, la pulga, juntas elaboraron una estrategia de mejoras para el departamento y un control de presupuesto, en medio de este crecimiento abrupto estaba la hormiga que cada día se sentía más triste y desmotivada.
El gerente cigarra habló con el león para mostrarle que necesitaban invertir en un estudio de clima laboral.
Este estuvo de acuerdo, pero al analizar las finanzas se dio cuenta de que la unidad donde trabajaba la hormiga ya no rendía como antes, por lo que contrató a la lechuza, que era una consultora muy reconocida y famosa, para hacer un diagnóstico de la situación.
La lechuza trabajó en este diagnóstico durante tres meses, y en su extenso informe de conclusiones, afirmó que había mucha gente en la empresa.
Entonces, llegó el momento de despedir a alguien de la compañía, y ¿puedes adivinar quién fue elegido?
Si fue la hormiga, por supuesto, porque a pesar de que había rendido mucho en el pasado, estaba desmotivada y no podía seguir el ritmo de la compañía.
¿Conclusión?
Las empresas crecen, los buenos empleados crecen con ellas, pero los buenos líderes se encargan de acompañarlos en ese desarrollo para contemplar de cerca la superación.
Por supuesto, habrá que crear nuevas cabezas de equipo y nuevas responsabilidades, pero siempre se debe buscar la forma de destacar al empleado que ha venido de abajo haciendo las cosas bien.
Sé como la hormiga, haz crecer lo que a diario te da el pan de cada día, pero exige que tu dedicación sea reconocida y sino, sigue por otro camino, porque ahí no habrá futuro.
Con información de habitosvida.com
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