Existen varias, pero una de las grandes actitudes que no te llevarán al éxito y que es muy común es la típica mentalidad de «yo soy así y no pienso cambiar».
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Mientras algunas personas le temen al cambio y se justifican con esta sonada frase, otras personas se encargan de afrontar procesos para transformarse.
Yo soy así y no pienso cambiar
El problema de esta frase es que superficialmente parece justa y coherente, pero si la vemos a fondo, muestra una mentalidad pequeña que se acerca terriblemente al conformismo.
Pongámoslo en perspectiva, el cambio a futuro suele generar miedo, pues es una puerta a lo desconocido, una oportunidad que presenta riesgo sin garantías.
Sin embargo, el cambio bien librado en el pasado, enorgullece y sirve de experiencia por el aprendizaje encontrado en él.
¿Ves la diferencia?
Cuando una persona se resigna a ser quien es, no muestra una actitud abierta al aprendizaje y prefiere, entonces, no mutar, no cambiar, ser siempre la misma.
No es que esto esté precisamente mal, pero DECIDIR ser siempre el mismo es como pensar que podrías reaccionar igual a los 17, a los 27, a los 37 o a los 57, ¿lo ves lógico?
Entendemos el concepto de conservar nuestra esencia y quienes somos, pero esta frase no debe servir como argumento a la defensiva para no complacer a otros o no cooperar junto a otros.
Lo anterior aplica tanto a nivel personal como a nivel profesional.
Lo ideal es entender que la vida está compuesta de etapas, de ciclos y que siendo fieles a nosotros mismos debemos superarnos.
«Cambiar» para crecer no implica dar un giro de 180º y convertirnos en quien no somos. Se trata de evolucionar, para encontrar nuevas habilidades, trabajar en nuestras flaquezas hasta sentirnos plenos y tranquilos con nosotros mismos.
Lograr lo anterior necesita vivir, aprender, y, ¿por qué no? Vernos en aprietos para actuar fuera de lo ordinario.
Es momento de evitar esas grandes actitudes que te acercan más al fracaso que al éxito.
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