Tal vez, creas que eres un hombre productivo porque todo el tiempo estás ocupado, realizando actividades o dando lo mejor de ti.
Sin embargo, estar ocupado no es sinónimo de lograr tus metas, trabajar adecuadamente y menos de ser productivo.
Muchas veces, estar ocupado es un reflejo de que no sabemos lo que queremos o estamos trabajando sin un rumbo fijo.
Te recomendamos:
¿Tienes flojera o estás agotado emocionalmente? ¡Descúbrelo!
5 cosas que revelan que estás en un trabajo tóxico
Encuentra en el Facebook de Personalista más contenidos similares
Simplemente hacemos un sinfín de cosas para no hacer aquellas que realmente merecen nuestro tiempo, energía y dedicación.
Antes de que sigas ocupado en cosas que no te impulsan o que solo te hunden en el fracaso, es importante que veas lo que estás haciendo mal.
Por esto, a continuación, te diremos qué hace un hombre que trabaja por sus sueños y uno que solo se estanca con tareas innecesarias:
Diferencias entre un hombre productivo y uno ocupado
1. Planeación.
Un hombre ocupado nunca tiene tiempo de realizar un plan de acción o mejor dicho, no es capaz de hacerlo ni de llevarlo a cabo.
Él cree que necesita improvisar y así saldrá adelante, porque no sabe lo que le espera. Pero esto provoca que todo el tiempo esté estresado y haciendo cosas por impulso.
Mientras que un hombre productivo siempre tiene un plan o un as bajo la manga. Esto le permite darle prioridad a las tareas importantes y saber reaccionar ante los imprevistos.
Así sus probabilidades de éxito aumentan.
2. Objetivos.
Para un hombre ocupado es todo o nada, por eso siempre está pensando en grande y en alcanzar objetivos “poderosos”.
Pero pensar de forma genérica no le ayuda a sentar bases ni tampoco a valorar su esfuerzo.
En cambio, alguien productivo tiene objetivos pequeños y a corto plazo, porque así notará lo que está haciendo bien y lo que necesita desechar.
Incluso, a ver que lo está haciendo bien y que está en el camino correcto.
3. Problemas.
Una persona productiva siempre buscará la forma de resolver los problemas en el momento en el que se presentan.
No los deja para después y menos los evade, porque sabe que podría costarle muy caro ignorarlos.
Si es necesario, pide ayuda, porque tiene claro que no lo puede ni lo sabe todo.
Mientras que alguien ocupado prefiere jugar con fuego y apagar el incendio cuando ya es muy tarde o es imposible de resolver.
Y esto causa que termine quemándose y perdiéndolo todo.
4. Respeto a sí mismos.
Alguien que siempre está ocupado cree que debe complacer a los demás o caerles bien para que vean su esfuerzo.
Por esto, siempre dicen sí, hacen más de lo que pueden o nunca descansan para apoyar a otros.
Sin embargo, alguien que es productivo sabe que un “no” le abrirá más puertas y que no necesita trabajar 24/7 para lograr sus metas.
Tiene muy claro que necesita descansar y darse prioridad para poder lograr sus metas.
5. Actividades.
Las personas ocupadas creen que pueden hacer todo al mismo tiempo o que siempre tienen que hacer mucho para que cuente.
Y esto provoca que no terminen por hacer las cosas bien, porque no les dan ni el tiempo ni la atención adecuada.
Un hombre productivo, sabe que necesita hacer una cosa a la vez, no solo para avanzar más sino también para hacerla de la forma correcta.
Ya que, no busca perfección, sino un avance certero y que lo impulse.
Síguenos en nuestras redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram.