Si constantemente buscas la forma de agradar a los demás para tener éxito o ser considerado alguien valioso, te estás equivocando.
Porque ya eres un hombre que vale la pena y merece el éxito. Tu esfuerzo, disciplina y talento te pueden abrir las puertas para lograr tus metas.
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Sin embargo, si te aferras a agradar a todo el mundo, podrías estar perdiendo el tiempo y tu dignidad en el camino.
Una cosa es que trabajes en ser tu mejor versión y así obtener el éxito, y otra que lo hagas porque quieres agradar o buscar aprobación de otras personas.
Tal vez, hoy te sientas un hombre muy seguro de ti, pero si haces esto, es porque en realidad solo buscas que los demás te valoren:
7 señales de que eres un hombre que busca agradar a toda costa
1. Eres muy complaciente.
En todo momento buscas que las personas de tu alrededor estén bien, los complaces en todo o los vuelves tu prioridad número uno.
El problema más grande es que llegas a hacer cosas que no te gustan o no te hacen bien, pero crees que es un precio pequeño que debes pagar para que te aprueben.
2. Pides perdón todo el tiempo.
No importa si haces algo bueno, te disculpas por tus acciones, hábitos o por no ser suficiente. Le tienes miedo al conflicto y evitas quedar mal con los demás.
Por esto, crees que lo que quieres no es lo mejor y te adaptas a lo que otros esperan de ti.
3. Permites que otros se aprovechen de ti.
Tienes claro que las personas te usan a su conveniencia, pero no te importa o no lo ves como algo mal.
Crees que debes servirles o darles todo para que te den un punto a tu favor.
4. No puedes poner límites.
Te cuesta trabajo negarte ante los demás y poner límites que respeten tu integridad.
Incluso, cuando los llegas a poner te sientes mal y crees que estás demasiado grosero con las personas.
5. No hay necesidad de cuidarte.
Nunca te has visto como tu prioridad número uno. Sí, quieres tener éxito, pero complaciendo a otras personas o queriendo agradar para que te ayuden a impulsarte.
Por esto, no te cuidas ni te valoras a ti mismo, todo tu tiempo y energía están enfocados en caerle bien a los demás, pero te abandonas.
6. Te exiges demasiado.
No eres capaz de ver tu talentos y habilidades, crees que no eres suficiente o que necesitas más para poder brillar.
El asunto es que ya lo tienes todo, pero no eres capaz de verlo.
7. Evitas que te ayuden.
Crees que debes ser el apoyo de todo el mundo o que debes satisfacer sus necesidades, incluso, no buscas ayuda o no permites que te vean vulnerable.
Te haces el fuerte y aseguras que en todo momento estás bien, pero la realidad es que no te sientes cómodo contigo mismo.
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