En ocasiones, es bueno que nos veamos como prioridad, nos demos nuestro lugar y seamos egoístas para obtener lo que merecemos. Pero no lo debes confundir con tener el ego alto.
Porque esto solo provocará problemas en tu vida, desde a nivel profesional como personal.
Cuando alguien sufre de excesiva valoración hacia sí misma, es porque tiene el ego alto. Esto distorsiona la visión que tiene de sí mismo y se engrandece.
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No es que no sea valioso o no tenga cualidades, sino que se ve como alguien perfecto y sin errores.
Quiere ser tratado como el mejor, pero no hace nada importante para ser considerado de esta forma.
Si esa persona permite que el ego lo domine terminará perdiendo en muchos aspectos de su vida y será visto como alguien negativo y poco confiable.
Tal vez, creas que no sufres de esta situación porque eres un hombre inteligente, pero debes saber que hasta a los más sabios les ha sucedido.
Así que, es momento de analizar si aún tienes los pies en la tierra o tu ego te está engañando:
5 señales de que tu ego te está dominando
1. Te ofendes con facilidad.
Crees que el mundo está en tu contra, quieren que fracases o no pueden darse cuenta de que eres súper valioso.
Pero la realidad es que ellos ni siquiera te están notando ni tampoco enfocan sus vidas en ver lo que haces o dejar de hacer.
No eres el centro de sus vidas, pero tú te aferras a tomarte sus acciones de manera personal. Incluso, te sientes una víctima de la vida, de las circunstancias o de otras personas.
2. Te quedas en tu zona de confort.
Una persona que está dominada por el ego no se atreve a luchar por sus sueños, prefiere ser un pez grande en una pecera pequeña.
Porque en ese lugar no solo tiene confort también obtiene aprobación y es visto como alguien brillante.
Si se atreve a salir de ella, sabe que no podrá dar mejores resultados o que se demostrará que no es tan bueno como él asegura.
3. Buscas aprobación.
Cuando el ego te domina te hace creer que necesitas ser valorado por los demás, para demostrarte que tienes talento.
Mientras más te alaben, aplauden o te aprueben, te sientes mejor contigo mismo, pero la realidad es que solo estás cubriendo las expectativas de los demás y no las tuyas.
4. Reaccionas de forma negativa.
Pareciera que eres un hombre infeliz o amargado, porque nada te parece, siempre estás de malas y reacciones de una forma agresiva o con ira, si las cosas no salen como tú quieres.
No sabes aceptar el rechazo y tampoco puedes valorar las lecciones de los errores.
5. Necesitas controlar todo.
Jamás puedes delegar las cosas, porque piensas que perderás el control y serás reemplazado.
Todo debe estar perfecto y debe estar como a ti te gusta, sino llega a ser así explotas o creer que se está cometiendo un terrible error.
Incluso, has llegado a pensar que solo tú tienes la razón y los demás están equivocados o en tu contra.
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