Si siempre ayudas a tus amigos, familiares o conocidos, pero nunca recibes ese mismo apoyo y ni un agradecimiento es momento de dejar de cargar con sus problemas.
Lo sabemos, lo haces porque eres una buena persona, los aprecias o piensas que es lo correcto, pero no es tu obligación.
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Pero al cargar con sus problemas, no te das cuenta de que les estás quitando responsabilidades y no les permites aprender de sus errores y madurar.
Incluso, les haces pensar que es tu culpa o que eres su salvador y no importa cuantas veces se equivoquen, te hagan daño o no se hagan cargo de su vida, tú estarás ahí para resolverlo.
Aunque creas que estás ayudando al otro, al final solo los estás cohibiendo de ser responsables de su propia vida.
Y cuando las cosas no resulten a su favor, se molestarán contigo y te echarán toda la culpa de sus problemas.
Por esto, es importante no cargar con problemas ajenos, sobre todo, cuando tú no eres capaz de resolver los propios.
A continuación, te compartimos un consejo que te ayudará a entender esto:
La reflexión que te ayudará a no cargar con los problemas de otros
Un viejo sabio dijo: Si alguien te trae un regalo, pero tú no lo aceptas, ¿a quién pertenece el regalo? A quien lo trae, respondió uno de sus discípulos.
Así es dijo el sabio. Y lo mismo ocurre con el odio, la envidia, las ofensas y los problemas de otros.
Mientras no los aceptes, le siguen perteneciendo a quien los trae.
Esta reflexión quiere que notes que no todo lo que te dan las personas son regalos y no tienes obligación de aceptarlos.
Y esto no te vuelve egoísta, mala persona o que no los aprecias, sino que te estás dando tu lugar y poniendo límites sanos.
Porque si sigues cargando con sus problemas o aceptando “regalos” que te lastiman o perjudican, terminarás quedándote sin nada.
Y tampoco estarán esos amigos a los que siempre ayudaste, porque ya obtuvieron lo que necesitaban y ahora buscarán a alguien más que los salve.
Cargar con sus problemas no te hará mejor persona
En la mayoría de los casos se hace de una forma inconsciente y porque se tiene miedo al rechazo o abandono, hay baja autoestima, una necesidad de seguridad y dependencia emocional.
Tal vez, creas que no es tu caso, porque solo quieres brindarle lo mejor a los demás, sin embargo, si necesitas apagarte para que otros brillen, no es la opción correcta.
No es que te nazca verlos feliz, es que sientes que es tu obligación agradar, satisfacer, cuidar y proteger a las personas de tu entorno.
Te enfocas en su felicidad y te olvidas de la tuya.
No confías en ti, por esto, buscas que la otra persona sea dependiente de ti para que te sientas útil.
Tu autoestima te hace creer que necesitas complacer para que otros te aprueben y se queden a tu lado, pero se equivoca.
Al final te convertirás en el villano
En tu mente, necesitas ser el salvador porque las cosas deben hacerse a tu modo, debes tener el control de la situación o sentirás que todo está mal.
Podrías estar buscando aprobación o dejando que tu mente te manipule y te haga pensar que sin ti nada estaría resuelto.
Estás asumiendo un problema que no te compete y que solo te desgastará, esto te hará sufrir y si no es resuelto te sentirás un perdedor.
Al final, él que más perderá, serás tú. Porque estás arriesgando todo por algo que no te beneficiará ni te hará feliz.
Tal vez, no te has dado cuenta, pero la otra persona se está aprovechando de tu bondad. Porque hoy te ve como su salvavidas o un héroe, pero en el momento en el que no peludas ayudarlo o pongas un límite, te convertirás en el villano de una historia mal contada.
Si notas que estas características van de acuerdo con tu estilo de vida y personalidad es momento de hablarlo con un especialista.
Puedes acudir a terapia para poder sanar y entender que no necesitas estar a los pies de las personas y tampoco cargar con sus problemas para que te valoren.
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