Calvin Klein siempre ha sido una especie de enigma. Alejado de la vida pública desde que vendió su marca a Phillips-Van Heusen Corp en diciembre de 2002, reapareció hace algunas semanas para dar entrevistas, haciéndonos recordar su halo de misterio y haciéndonos fantasear con su opinión sobre la nueva contratación de la firma.
Klein estudió Arte en el Fashion Institute of Technology. Su primer trabajo fue haciendo vestidos y luego diseñó abrigos para Dan Millstein. En la década de los 60, Millstein llevaba a Calvin a los desfiles de alta costura en París para que éste copiara los modelos para su marca.
Su primera mención en la prensa fue con la marca Halldon Ltd en 1967, pero esto era sólo el inicio. Pronto consiguió los recursos necesarios para registrar Calvin Klein Ltd y facturó 1 millón de dólares en su primer año.
Para 1970 ya estaba montando su primer fashion show que ganó la admiración de todos, calificándolo como la respuesta a los horribles precios que había en la industria. Para 1975 la marca facturaba 17 millones de dólares y Calvin Klein era el diseñador más joven en llegar al Coty Hall of Fame.
Pronto se empezaron a expandir sus licencias, llegando a mercados insospechados como Japón. El éxito de Klein parecía imparable y se arriesgó a hacer cosas que nadie estaba haciendo en ese momento, como financiar su propia fragancia.
La década de los 70 fue buena, pero fue en los 80 cuando Calvin Klein se consagró como la marca que conocemos ahora. La publicidad que hizo con Patty Hansen lo puso en la gloria… Su anuncio fue tan exitoso que duró 2 años en el mismo espectacular.
Esta fue la década de oro para Klein, siendo no sólo un gran diseñador sino un gran estratega en los negocios. En 1982 lanzó su primera línea de ropa interior, ya con el nombre de la marca en el elástico, convirtiéndose en lo mejor que se le pudo haber ocurrido.
Aunque su primera fragancia no tuvo el impacto esperado, en 1985 lanzó Obsession y superó todas las expectativas. Luego creó Eternity que se convirtió en el perfume más vendido de la marca hasta nuestros días, logrando 35 millones de dólares en su primer año.
Cuando Calvin Klein Inc tuvo problemas económicos, un buen amigo del diseñador invirtió en la empresa, regresándola a su gloria desde la que pudo producir un anuncio que conquistó al mercado americano: Kate Moss y Mark Wahlberg.
Pero nada puede ser eterno y la caída estaba a la vuelta de la esquina. Desde este comercial empezó la controversia y Klein fue acusado de plagio. La prensa que tanto lo había alabado ahora era implacable y una mala decisión lo terminó de sepultar.
En 1995 lanzó una campaña publicitaria con niños en poses sugerentes. Los grupos conservadores se le fueron encima y Klein tuvo que retirar la campaña, dejando su reputación en el camino.
Para finales de los 90, Calvin Klein tenía el control absoluto de su vasto imperio que se extendía desde Estados Unidos a Europa, Oriente Medio y Asia. Cuando vendieron a Phillips-Van Heusen, Calvin Klein Inc facturaba 170 millones de dólares.
Klein permaneció dentro de la marca, pero su opinión no volvió a ser considerada… Él no estuvo de acuerdo en que Kendall Jenner participara con su marca y no tenemos idea de lo que opine sobre Raf Simons.
Raf Simons es una apuesta única… Su paso por Dior fue breve pero contundente, dándole a la casa francesa el aire de renovación que tanto necesitaba.
Todo empezó con su primera colección en la que vimos montones de flores esculturales y cortes arquitectónicos. La crítica le aplaudió… él dijo que había un nuevo rumbo en la marca y todos fuimos testigos.
Simons es un diseñador de culto, una leyenda, símbolo de prestigio intelectual y exponente del movimiento avant-garde belga. Su nombre ha permanecido intacto a pesar de la cantidad de firmas para las que ha diseñado y tiene el respeto de fashionistas consagrados y de adolescentes que escuchan a Justin Bieber.
Su marca de alguna manera refleja los valores de Calvin Klein… o por lo menos los de sus años de gloria. Ambas firmas han basado su estética en la alta calidad y los básicos. Siempre han sido marcas paralelas, aunque Klein es algo comercial y Simons es algo de culto.
Raf puede ofrecerle a Calvin Klein ese zeitgeist del que ha carecido en los últimos años, hacerle una verdadera competencia a Vetements, Palace o Supreme. Simons puede ser la frescura y modernización que le devuelva a la marca algo de la innovación que tenía en los 70, algo de la fuerza que tenía en los 80 y algo de la aspiración que inspiraba en los 90.
Esperamos que esta mancuerna resulte en algo que Calvin Klein (diseñador) hubiera podido orquestar en 1975.
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