¿La lavas o la usas así, tal y como la sacaste de la tienda?
Y es que, aunque se evada el pensamiento, la incertidumbre sobre cuánta gente se probó esa misma pieza (antes que nosotros) siempre está.
Que tal si la persona que primero la probó estaba sudada, tenía un herpes, una infección, y todo aquello que nos pueda pasar por la cabeza.
Lo cierto es que los expertos tienen su veredicto claro: la ropa nueva hay que lavarla, incluso cuando las probabilidades de que te contagias de liendres, sarna y otras enfermedades infecciosas sean muy bajas.
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Y es que, aunque las estadísticas apuntan hacia un escenario improbable, los tejidos de la ropa sí pueden contagiarte de bacterias y microorganismos no deseados.
¡Eso sí! es necesario que esos bichos (bacterias, hongos o virus) sean muy resistentes y poderosos, aseguran los especialistas en dermatología.
Además, también es imprescindible que la persona con la infección se frote la prenda antes de devolverla.
Ahora bien, además de esta amenaza latente, también hay otro motivo para lavar cualquier ropa que compremos en las tiendas.
Se trata de los químicos que se usan para fabricarlas, que resultan tóxicos para la piel y pueden provocarte una reacción alérgica incluso cuando la pruebas.
Cuéntanos ¿lavas las prendas que compras antes de usarlas?
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