Si algo no podemos dejar de hacer mientras viajamos eso es comer y probar sabores nuevos.
Y uno de nuestros preferidos son los postres, que no sólo reflejan las tradiciones de un país y su cultura, sino que hacen esta experiencia de viajar muchísimo más grata.
Entonces, si estas planeando visitar distintos destinos durante este año y te consideras un amante de los dulces, te recomendamos realizar una parada en estos lugares:
1. La Duquesita, Madrid
Está ubicada en Madrid y es una de las más antiguas pastelerías de España, fundada en 1914. Allí la especialidad son las caracolas, suizos, magdalenas, napolitanas de chocolate, cremadillos de crema y manzana, así como los croissants.
Incluso, estos últimos fueron reconocidos como los mejores de España en el año 2014.
2. Demel, Viena
Abrió sus puertas en 1786 y desde ese entonces ha sido la proveedora oficial del Imperio y de la corte Austrohúngara.
Su decoración interior es exquisita, con un auténtico estilo barroco diseñado por el famoso dúo Portois & Fix; aunque sus chocolates son la mayor referencia del lugar.
Aquí es imperdible probar cualquier postre con chocolate, ¡son realmente deliciosos!
3. Pasticceria Marchesi, Milán
Ofrece sus productos desde 1824, y destaca en la ciudad italiana por su insuperable chocolate artesanal.
Allí es imperdible degustar el clásico Panettone, el dulce típico milanés.
4. Dominique Ansel Bakery, Nueva York
Su dueño es considerado el mejor chef repostero del mundo en 2017. Nos referimos al francés Dominique Ansel, quien es el creador del «cronut», el postre más codiciado de Nueva York.
Se trata de un híbrido entre croissant y una dona, y que lleva a los comensales a hacer filas desde muy temprano en la entrada del lugar.
Y su éxito ha sido tal abrumador que Dominique ya planea la apertura de otra sucursal de la pastelería en Los Ángeles para le próximo mes de septiembre.
5. Café Savoy, Praga
En este lugar no sólo se come riquísimo, sino que mientras lo haces puedes disfrutar de una auténtica ambientación de ¡película clásica!
Y es que su decoración interior recrea una sorprendente ambientación del año 1893, con todos los detalles propios del estilo renacentista.
Aquí, lo inevitable es un delicioso café con cualquier productos de confitería…¡no tendrás ninguna decepción!
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