¿Quién no ha tomado un vuelo de madrugada y, habiendo llegado al asiento del avión, caído rendido antes si quiere de que el despegue comience?
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Tal vez a la próxima nos esperaremos un poquito más, porque al parecer esto puede ser muy dañino para nuestro oídos. La información proviene de MedLine Plus, sitio de información sobre salud que recauda información de la Liberaría Nacional de Medicina en Estados Unidos.
La razón del daño está en el cambio de presión que ocurre de manera rápida al despegue y aterrizaje en un avión, con todo y que se mantenga un control adecuado. Estos cambios se reflejan en oídos tapados, ya que las trompas de Eustaquio (que conectan las vías respiratorias con el canal auditivo) sienten un vacío que tapa el oído. Si no logramos destaparlos o si sobre todo tenemos una gripe de miedo, se podrían quedar daños crónicos en el oído, como infecciones o en el peor de los casos, pérdida de éste y hemorragias nasales.
Cuando estamos despiertos y tenemos los oídos tapados, podemos hacer varias cosas para aliviarnos, como bostezar, masticar un chicle, chupar una pastilla o dulce ácido, tomar agua, etc. La manera más rápida es taparnos las fosas nasales con los dedos y ejercer presión, como si nos estuviéramos sonando, pero si lo hacemos muy bruscamente, también podríamos dañar nuestros órganos.
Así que la próxima vez que vueles, trata de mantenerte despierto durante el inicio y el final con música upbeat o admirando por la ventana el paisaje.
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