Tal vez, piensas que eres un gran empleado y que eres el más exitoso en tu trabajo, pero en realidad eres problemático y poco inteligente.
Así como lo lees, tu ego está por las nubes y te está haciendo creer que eres el mejor en tu empleo, pero la realidad es muy diferente.
Porque no estás aportando nada, ni conocimientos, ni un buen ambiente y menos profesionalismo.
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Y entendemos que creas que solo estás poniendo límites en tu trabajo o dándote a respetar, pero la realidad es que solo eres problemático.
Mientras tú te la pasas juzgando a tus compañeros o enfocándote en lo que hacen y dejan de hacer, ellos y hasta tu jefe tiene claro que no eres el mejor en la oficina.
Ya que, tus hábitos y actitudes te están dejando muy mal parado, por esto, es momento de que hagas un cambio o terminarás sin trabajo y con justa razón…
Señales de que tú eres el compañero problemático de tu trabajo
1. Eres chismoso.
Vas a decir que no y que te da igual la vida de tus compañeros, sin embargo, siempre estás al pendiente de ella.
Porque vas y le cuentas a los demás sus errores o las cosas que podrían afectarlos para que así tú puedas destacar, mientras ellos son castigados o vistos como los malos del cuento.
Sin embargo, esta actitud no te ayuda en nada, porque lo que dice Pedro de Juan, dice más de Pedro que de Juan.
Y todo empeora cuando comienzas a inventar cosas para hacer quedar mal a otras personas, por lo que eres chismoso y hasta mentiroso.
2. Creas un mal ambiente.
Eres el compañero problemático, porque nunca permites que exista un ambiente sano o de respeto.
Por lo que siempre estás gritando, haciendo que las personas se enojen, realizando actividades que los incomodan o causando conflictos.
Aseguras que nada es intencional y que los demás se toman todo muy en serio, sin embargo, tu objetivo es intimar a los demás o que te vean como una persona de autoridad, pero solo provocas pena ajena.
3. Ofendes a los demás.
Tú aseguras que eres un hombre sincero, directo y claro, pero la realidad es muy diferente, porque no buscas decir la verdad, solo te gusta ser cruel.
Por lo que siempre dices cosas hirientes e innecesarias a tus compañeros solo para sentirte mejor contigo mismo.
No sabes dar una crítica constructiva, solo sabes lastimar con tus palabras.
4. Quieres tener la razón siempre.
Y eso estaría bien si realmente la tuvieras, pero no es así. Siempre te equivocas, no tienes idea de lo que pasa, tus argumentos son tontos o solo quieres ganar y esto te lleva a ser visto con un hombre desesperado por atención.
Porque no tienes nada bueno que aportar, pero te aferras a pensar que tienes todas las soluciones al alcance de tu mano, pero no es así.
Porque a la hora de la verdad no tienes idea de qué hacer.
5. No sabes ser líder.
Solo quieres ser visto como el mejor y el que no necesitó ayuda de nadie, pero nunca eres capaz de reconocer el trabajo de tus compañeros.
Por esto, te robas el crédito, no buscas ayuda o te la pasas gritando órdenes, pero nunca das el ejemplo de cómo se deben hacer las cosas ni tampoco tienes ideas buenas.
Te enfocas en que todo salga perfecto y que tú te veas bien, sin importar que los demás la pasen mal en el camino o hagan todo el trabajo por ti.
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