Cuando se habla de Yayoi Kusama, se habla de una especie de caos, reflejado en sus manifestaciones artísticas y en lo que éstas provocan, como filas y filas de gente deseosa de conocer su expresión del arte, en la Galería Hirshhorn de Washington, el caos tuvo su primer herido, nos referimos a una pieza rota por una selfie.
No se saben detalles acerca de quién fue el causante de quebrar una de las famosas calabazas que forman parte de la colección de Yayoi Kusama’s «Infinity Mirrored Room», en la instalación All the Eternal Love I Have for the Pumpkins.
Este acontecimiento provocó que la galería tomara la decisión de cerrar la sala durante algunos días en su primera semana después de inaugurada la sala.
Todo indica que un visitante a la sala tropezó al hacer su selfie y cayó encima de la calabaza.
Recordemos que parte de la dinámica de esta vivencia artística es poder disfrutar de las composiciones en grupos reducidos a puerta cerrada durante 30 segundos para interactuar con libertad con los espejos de las paredes y tener las fotografías que uno desee, por lo que no se cuenta con vigilancia.
Para la artista japonesa, la selfie es parte de la experiencia que se vive en sus exposiciones.
Con respecto al valor de la calabaza rota, han habido especulaciones, como un costo de 800 mil dólares que ya fue desmentido por Allison Peck, portavoz del museo quien confirmó el incidente al Washington Post.
Conoce aquí el lado artístico y desconocido de los famosos
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