En ocasiones, somos una mala persona, le hacemos daño a personas que queremos y sacamos lo peor de nosotros.
Sin embargo, vemos nuestro error y lo corregimos, nos disculpamos y hacemos un cambio para volver a ganar la confianza de esa persona y no volver a cometer ese tipo de equivocación.
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Pero, lamentablemente solo vemos que somos una mala persona cuando herimos a alguien más y no somos capaces de ver cuando nosotros mismos somos nuestro peor enemigo.
Hacemos cosas sin darnos cuenta que nos estamos haciendo daño y lo peor es que lo dejamos pasar o cometemos ese error una y otra vez.
Creemos que la vida, el destino o alguien más nos está lastimando, cuando realmente somos nosotros mismos quienes nos estamos poniendo el pie.
Por esto, si estás en camino a cuidar de ti y trabajar en tu amor propio, debes darte cuenta de esas situaciones en donde eres mala persona contigo, para que las cambies y comiences a brindarte el trato que mereces:
7 momentos en donde eres mala persona contigo mismo
1. No te permites ser quien eres.
Siempre estás buscando la validación de otras personas y crees que debes cambiar para complacerlos.
Por lo que has decidido ser menos tú para que te acepten o modificarte para caer bien. Y esto solo demuestra que no tienes nada de amor propio, porque te haces chiquito y no dejas salir tu verdadera personalidad.
2. Miniminzas o criticas tus logros
Ya sea que desprecies tus cualidades o que minimices tus talentos y habilidades. Te has convertido en tu peor enemigo, porque no confías en ti.
Pero lo peor viene cuando solo te quejas de ti mismo, de lo que te falta o de lo que necesitas, pero no haces ningún cambio importante.
Pareciera que solo te gusta odiarte o reclamarte cosas.
3. Te rodeas de personas malas para ti.
Te estás aferrando a lo tóxico, a todas esas personas que se aprovechan de ti, te manipulan, usan y desechan.
Incluso, a aquellas que te orillan a ser más malo contigo mismo. Y todo porque has puesto tu fe y energía en recibir algo que sabes perfectamente que nunca te darán.
Solo estás perdiendo tu tiempo, amor propio y dignidad al lado de esas personas.
4. No pones límites.
Eres mala persona contigo porque permites que todo el mundo abuse de tu confianza y de lo que sientes por ellos.
No pones límites y crees que ellos los pondrán o te respetarán, pero eso no pasará, porque eres tú quien debe decirles hasta donde es bueno y hasta donde no deben llegar.
Pero mientras sigas complaciéndolos y dejando que hagan lo que quieran contigo, la historia continuará.
5. Eres grosero contigo.
Y sí, nos referimos a la forma en la que te hablas a ti mismo. Porque no solo haces cosas que te lastiman, también te llenas de palabras negativas.
En donde eres cero empático y amable contigo mismo, y solo te enfocas en ver tus errores y en pensar que no eres suficiente.
Pero eso sí, dejas pasar las groserías que los demás tienen contigo, porque crees que no es su culpa, sino tuya.
6. No expresas lo que sientes.
Crees que quedarte callado es la única opción que tienes, porque si hablas los demás se enojarán contigo o vivirás un momento incómodo.
Pero debes saber que de esta forma no te estás ayudando, solo te pones el pie. Porque mientras sigas guardando silencio, solo recibirás migajas y nadie te brindará lo que realmente mereces.
7. Renuncias a lo que deseas.
Ya sea para complacer a tu pareja, porque alguien te hizo pensar que no tienes lo suficiente o porque crees que no es el momento indicado.
Te dejas para después o hasta que alguien te dé la oportunidad, pero eso no pasará. Porque a los demás les resulta favorable que te dejes al último para atenderlos.
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