Muchos de nosotros tratamos de mantener la mente alerta haciendo rompecabezas y aprendiendo cosas nuevas, es decir manteniendo activo nuestro cerebro y aumentando nuestro coeficiente intelectual.
Pero existen ciertas actividades y hábitos diarios que pueden reducir el cociente intelectual de una persona, y ésta ni siquiera darse cuenta.
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La investigación ha encontrado que las siguientes cosas y hábitos disminuyen el coeficiente intelectual y arruinan las funciones cognitivas.
Algunos de estos pueden sorprenderte, mientras que otros tienen perfecto sentido.
Descubre cómo podrías estar saboteando tu propia inteligencia sin darte cuenta.
Las cosas que reducen tu coeficiente intelectual todos los días
1. Consumir grasas saturadas.
Una dieta alta en grasas saturadas puede dificultar el funcionamiento de nuestro cerebro y reducir el coeficiente intelectual.
Los estudios han demostrado que las dietas grasas pueden afectar nuestra capacidad cognitiva, reducir nuestros tiempos de reacción, dañar nuestra memoria e incluso causar sentimientos de depresión.
La grasa saturada que se encuentra en la carne procesada, pasteles y galletas es el peor culpable.
Un estudio de la Universidad de Montreal descubrió que una dieta alta en grasas también puede afectar nuestro estado de ánimo y que comer alimentos con alto contenido de grasas puede ser adictivo y nos hace desear comer más cantidades.
2. Realizar muchas tareas a la vez.
Earl Miller es un neurocientífico del Massachusetts Institute of Technology que se especializa en el área de la multitarea y la atención dividida, advierte que:
“El cerebro no está diseñado para las multitareas. Cuando las personas piensan que realizan múltiples tareas a la vez, en realidad están cambiando de una tarea a otra muy rápidamente y cada vez que lo hacen, hay un costo cognitivo”.
Nuestros lóbulos frontales solo pueden tratar con cierta cantidad de información a la vez.
Es similar a cuando abres demasiadas pestañas en tu navegador de internet y la computadora se congela.
La multitarea significa que somos menos eficientes en todo lo que hacemos. También significa que no profundizamos lo suficiente en la tarea como para tener avances reales.
Entonces, si quieres hacer un trabajo profundo, apaga las notificaciones y concéntrate solo en lo que estás haciendo.
3. El uso habitual del televisor.
Un estudio austríaco confirmó que la televisión puede estar pudriéndonos el cerebro. Bueno, al menos algunos reality shows, sí lo hacen.
4. Sueño interrumpido.
Los estudios han demostrado que la interrupción de los patrones de sueño puede afectar nuestro ritmo circadiano, nuestros patrones de energía diurnos y nocturnos.
Los efectos pueden durar hasta un mes, pueden afectar el aprendizaje y la función cognitiva. Tal vez esta es la razón por la que a tantos padres nuevos les resulta difícil concentrarse.
Si no puedes dormir bien por la noche, puedes tener otros efectos negativos para la salud, como una mayor ansiedad por consumir comida chatarra y mayores niveles de estrés.
Cumplir con una rutina regular de descanso puede ayudar a mejorar el aprendizaje y la función cognitiva, así como la salud general.
5. Estar estresado todo el tiempo.
Tener un horario demasiado ocupado y sentirse estresado todo el tiempo puede tener un efecto negativo en la salud general y la función cerebral.
Cuando estamos estresados, nuestro cuerpo está inundado con hormonas que afectan nuestra capacidad de pensar con claridad.
Brendan Kelley, un neurólogo de la Universidad Estatal de Ohio advierte que:
“Los altos niveles de estrés no solo están asociados con un peor funcionamiento cerebral, sino que incluso pueden vincularse con un mayor riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer”.
6. Comer demasiada azúcar.
Un estudio en UCLA demostró que el consumo constante de azúcar durante tan solo seis semanas “ralentiza el cerebro, dificultando la memoria y el aprendizaje”.
Se encontró que las dietas altas en azúcar afectan el funcionamiento de las células cerebrales y la capacidad cognitiva.
Comer ácidos grasos omega 3, que se encuentran en el aceite de linaza y el pescado azul como la caballa y la trucha, puede proteger tu cerebro contra estos daños, según la investigación.
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