Si odias los lunes porque tienes que volver a trabajar y ver a los insoportables de tus compañeros o a tu jefe que no da una, podrías estar en un trabajo tóxico.
Tal vez, creas que exageramos al decir que estás en un trabajo tóxico, pero si todo el tiempo estás desmotivado, estresado y agobiado, es porque no estás creciendo ahí.
Solo te estás hundiendo profesional y personalmente.
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Y aunque es más fácil reconocerlo que renunciar y encontrar algo mejor, es importante que veas las señales para que puedas hacer algo al respecto.
Desde poner límites, no cargar con toda la responsabilidad, hacer el trabajo de otros y hasta si es posible dejarlo por algo que te dé paz y tranquilidad.
Porque si sigues el ambiente laboral de tu trabajo te consumirá y te hará muy infeliz o peor aún acabará contigo y te convertirás en parte del problema.
5 cosas que revelan que estás en un trabajo tóxico
1. No hay equipo.
Pareciera que todo el tiempo están buscando ganar al hacer tropezar a otros o que tiene que ser una competencia en donde se juzga el trabajo del otro.
Nadie te ayuda a resolver los conflictos y tampoco te dan las bases para seguir adelante.
Pareciera que quieren hundirte o demostrar que saben más que tú, jamás hay apoyo ni solidaridad, solo ganas de fastidiar o de asegurar que tú nunca pediste su ayuda.
2. Unos hacen todo y otros nada.
Sabrás que estás en un trabajo tóxico, porque mientras unos cuantos hacen todas las actividades y dan su 100%.
Otros solo se dedican a hacer acto de presencia y fingir que trabajan, lo peor es que tú tienes que ayudarles para que la chamba salga adelante.
Las personas a cargo, no ven este problema o creen que exageras y necesitas ser más solidario con aquel que no sabe tanto como tú.
3. No hay un líder.
Estás en un trabajo tóxico porque la persona a cargo es un jefe tóxico que solo se dedica a dar órdenes, regañar, juzgar o intimidar para que se le respete.
Pero jamás pone orden, no da el ejemplo y menos trabaja en equipo.
Aunque asegura que él sabe todo y es el mejor, siempre demuestra que no tiene idea de lo que está haciendo y que sus trabajadores necesitan hacer todo por él
4. Solo se busca un culpable.
El ambiente laboral es tan hostil porque siempre está alguien que los “vigila” para que el trabajo salga adelante o mejor dicho es el que busca culpables, pero no ve el panorama completo.
Solo señala los errores de los demás o los inventa, pero jamás nota quién en verdad se está equivocando.
Lo peor es que alguien más sufre las consecuencias y siempre termina haciendo más de la cuenta.
5. Muchas exigencias, poca motivación.
En todo momento se te pide “ponerte la camisa”, dar tu 100% y si se puede más o estar disponible 24/7 para tu trabajo, porque ahí notarán tu profesionalismo.
Sin embargo, en el momento de dar recompensas o motivación a los empleados, la magia termina.
Porque no hay un aumento de sueldo y menos las gracias, simplemente más trabajo qué hacer por más horas y por el mismo salario de siempre.
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