Si estás buscando tener un abdomen plano, evitar que el exceso de comida haga de las suyas o bajar la panza, has llegado al lugar correcto.
Lo primero que debes recordar es que lo haces por ti y porque quieres estar más saludable.
Es decir, no es nada bueno desear bajar la panza para conquistar a una mujer, verte como otros hombres o para cumplir con un estereotipo.
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Segundo, debes apreciar y valorar tu cuerpo tal y como es, porque él ya hace mucho por ti y aunque no tenga la mejor apariencia, merece lo mejor.
Y por último, se vale pulir ciertos detalles de tu apariencia, pero estos deben ser dirigidos al amor propio y no al odio.
Porque muchas veces, hacemos acciones porque odiamos algo que no nos gusta y solo trae más problemas a nuestra vida.
10 acciones que te ayudarán a bajar la panza
Si te la pasas haciendo abdominales o te la vives en el gimnasio y no ves resultados positivos no es culpa de tu cuerpo o del entrenamiento.
Muchas veces, para bajar la panza, necesitas tomar decisiones más saludables y prestarle atención a lo que comes:
1. Reduce el consumo de lácteos.
Algunas personas tienen una pequeña intolerancia a la lactosa, tan pequeña que les permite tomar leche y derivados, sin sufrir graves inconvenientes digestivos, pero que sí les provoca hinchazón abdominal.
Si después de consumir algún lácteo tu estómago se infla demasiado, necesitas reducir su consumo o cambiarlo por una versión vegetal.
2. Controla el estrés.
Muchas veces, el estrés, los nervios y la ansiedad le pasan factura a tu cuerpo como malas digestiones, dolor de estómago, hinchazón abdominal, gases, entre otras cosas.
Si quieres bajar la panza, no solo debes trabajar en tu salud física también es momento de prestarle atención a la mental.
3. “Envuélvete”.
El barro y las algas, son una combinación eficaz para realizar envolturas corporales adelgazantes.
Las algas son muy ricas en sustancias mucilaginosas, minerales y oligoelementos.
Se utilizan para moldear la silueta, porque tienen una acción depurativa, anticelulítica, adelgazante, favorecen la movilización y expulsión de las toxinas y tienen una acción descongestiva.
4. No consumas lechuga.
Tal vez, creas que consumir una ensalada llena de lechuga te ayudará a obtener un abdomen plano, pero te equivocas.
La lechuga te ayuda a dormir, pero baja la producción del metabolismo, provoca gases y retención de fluidos en algunas personas.
Si es tu caso, cambia la lechuga por verduras más diuréticas como cebollas, espinacas, pepino, berros, zanahorias, perejil y apio.
5. Evita la sal.
Si te encanta ponerle sal a tu comida, aunque ni siquiera la has probado, es momento de parar.
Tomar demasiada sal en las comidas, provoca que las células se hinchen con agua para diluir el exceso de sodio, así tu estómago termina hinchado cada vez que termina de comer.
Si te fascina la sal o tienes el mal hábito de ponerle a todo lo que se atraviesa, tal vez, sea hora de esconderla y ver que tu comida sigue siendo deliciosa sin ella.
6. Limpia tu intestino.
Las verduras y hortalizas ricas en fibra, evitan el estreñimiento y favorecen la eliminación de los restos de alimentos que ocupan volumen y estiran tus músculos abdominales.
Por esto, es importante que comas más alimentos como zanahorias, espinacas, apio y col.
7. No comas con prisas.
Tal vez, creas que no pasa nada si comes rápidamente o lo haces en poco tiempo, pero esto provoca que te hinches, no obtengas los nutrientes necesarios y hasta subas de peso.
8. Toma té.
Varios tipos de té, tienen propiedades antioxidantes y saludables.
El té marrón o té Pu-Erh, es un té fermentado de color rojizo y aroma terroso que te ayuda a perder peso y mejorar tu metabolismo.
Lo mismo pasa con el té verde, negro y el de canela. La clave está en beberlos sin azúcar o edulcorantes.
9. Respira.
Cada vez que respiras, puedes ejercitar tus músculos abdominales inconscientemente.
Si aprendes a respirar con técnicas de yoga (respiración abdominal) con cada inspiración (sacar barriga) y espiración (meter barriga), conseguirás tener un abdomen plano sin estar horas en el gimnasio.
10. Bebe agua de forma moderada.
Todo en exceso es malo hasta el agua. Lo recomendado es ingerir 2 litros al día u 8 vasos.
Si bebes más agua de la que necesitas, o no repartes el líquido a lo largo del día puedes provocar la distensión de tus músculos abdominales. Así tu estómago se terminará hinchando.
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