Si todos los días te esfuerzas en que las personas te aprecien o quieran, es momento de ver que no confías en ti mismo y que solo buscas aprobación, para tener éxito.
Te vendes como el hombre más seguro, maduro e inteligente, pero en realidad solo finges esté comportamiento, porque no crees en ti.
Por lo que terminas haciendo acciones que te humillan, pero que crees que son tu salvación para triunfar en la vida.
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Sin embargo, todo se viene abajo a la hora de la verdad, porque te dan una oportunidad, pero como no confías en ti, no la tomas, la desaprovechas o terminas arruinándola.
Lo peor de todo es que no trabajas en tu autoestima, ni amor propio y menos en tu seguridad, por lo que sigues fracasando constantemente.
Es momento de que veas que te has convertido en tu peor enemigo, porque no crees en ti, ni en tu esfuerzo y menos en tus habilidades…
Acciones con las que demuestras que no confías en ti mismo
1. Evitas tomar decisiones.
Es claro que no confías en ti ni en tus capacidades, porque te cuesta mucho trabajo tomar decisiones simples y también le huyes a las importantes.
Te da miedo equivocarte, pero también estás seguro de que no vas a elegir la mejor opción. Por lo que dejas ver que aún no lo intentas y ya te estás dando por vencido.
2. Dependes de otros.
Constantemente busca la aprobación o validación de los demás antes de actuar o decidir por ti mismo.
Tú aseguras que solo quieres saber otro punto de vista o pedir apoyo, para que todo salga de la mejor forma posible.
Sin embargo, nunca das tu perspectiva, siempre esperas a que alguien más te indique el camino que debes seguir.
3. Quieres ser perfecto.
No confías en ti, porque te has aferrado a pensar que lo que eres hoy no es suficiente y que no vales mucho.
Por esto, has preferido enfocarte en seguir un estándar imposible, lo que te dificulta aceptarte, valorarte y a pensar que no cometes errores y no tienes ninguna imperfección.
4. Te comparas constantemente.
Mientras tú le gritas al mundo que eres el mejor y lo tienes todo, tu comportamiento delata que te sientes inferior y que en todo momento sientes envidia.
Ya que, siempre estás comparando tu vida con la de otras personas y sintiéndote mal por ti mismo.
Sin embargo, no buscas la forma de salir de ese bache o de superarte por tu bien, solo te haces la víctima.
5. Evitas los desafíos.
Prefieres quedarte en tu zona de confort y evitar situaciones que puedan ser desafiantes o desconocidas, por miedo al fracaso o al juicio de los demás.
Por esto, todo el tiempo mencionas que quieres algo mejor, pero no lo obtienes porque la vida está en tu contra o alguien te está saboteando. Cuando en realidad eres tú mismo poniéndote el pie.
6. Eres indeciso.
Tienes dificultades para mantener tus opiniones o decisiones, y puedes cambiarlas fácilmente basándose en las opiniones o deseos de los demás.
Incluso, tienes dificultades para establecer límites claros o para expresar tus necesidades y deseos, permitiendo que los demás tomen decisiones por ti.
7. Te enfocas en lo negativo.
Tiendes a anticipar lo peor en lugar de lo mejor, y puedes tener dificultades para visualizar y trabajar hacia metas personales o profesionales.
Porque piensas que todo te saldrá mal o que las demás personas descubrirán que eres un farsante y que todo este tiempo has estado mintiendo.
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