Montevideo (AFP)- Los uruguayos vivirán durante casi un mes y medio su carnaval, el más largo del mundo, lleno de espectáculos de teatro callejero a partir del desfile inaugural que tendrá lugar el jueves 19 en Montevideo.
La preparación de este evento popular que congrega a miles de personas dura todo el año y se despliega a lo largo de 40 noches, es una tradición marcada por dos hitos fundamentales: el desfile de apertura y el llamado desfile de «llamadas».
El jueves tendrá lugar el recorrido por la principal avenida montevideana, 18 de julio, y todos los conjuntos que luego se presentarán en escenarios barriales y en un concurso de Carnaval, mostrarán los temas escogidos para la edición 2017.
Esos conjuntos o troupes se subdividen en categorías en función del espectáculo que presentan: están los «parodistas» que presentan una obra clásica del teatro o la literatura en clave de humor; los humoristas; las revistas, que proponen espectáculos de danza; y las tradicionales «murgas», que hacen reír o dramatizan siempre con un trasfondo de crítica social.
Las agrupaciones de negros y lubolos participan además del segundo desfile, el de «llamadas», el más turístico, con el fondo de tambores tronando en recuerdo de la herencia africana de los primeros negros que llegaron a Uruguay.
Tradición centenaria
Según datos de la Intendencia de Montevideo este festejo data de tiempos de la Colonia.
«Junto con sus dioses los conquistadores trajeron tradiciones, leyendas, festejos cristianos y paganos», explica la comuna en su página oficial.
La primera «murga» uruguaya de la que existe registro fue la «Gaditana» en 1908, y se inspiró en grupos de teatro popular españoles, según la asociación de Directores de Espectáculos Carnavalescos Populares del Uruguay (DAECPU).
«La murga es el portavoz del pueblo. Dice lo que el pueblo quiere decir. Lleva en sí principalmente crítica», explica a la AFP Daniel Carluccio, director responsable de la murga «Curtidores de Hongos», que cumple 105 años en 2017, y propietario de un «tablado», un escenario barrial, suerte de teatro donde se presentan las agrupaciones.
Carluccio recuerda que el origen de esta tradición era precisamente la crítica social hacia las autoridades de turno, a través de cánticos que se producían incluso delante de las moradas de los dirigentes, en la voz de habitantes disfrazados para preservar su anonimato.
Desde entonces el carnaval ha evolucionado en Uruguay en un espectáculo tradicional, un evento cultural y también comercial, con abundantes auspicios que permiten a las ‘troupes’ costear parte de su colorida indumentaria y las numerosas noches de ensayos durante el año.
Algunas «murgas» actúan todo el año y realizan presentaciones fuera del país, principalmente para las comunidades de uruguayos en el extranjero.
El jueves 19 tendrá lugar el puntapié inicial del Carnaval, que cerrará a comienzos de marzo con la premiación de las agrupaciones ganadoras del concurso oficial en cada categoría.
Si el desfile del jueves congrega a miles de personas en las aceras de 18 de julio, el de llamadas, en el que solo participan conjuntos que circulan al ritmo del candombe, es tal vez el que concita mayor atención.
Unas 6.000 personas participan directamente del espectáculo y más de 100.000 asisten como espectadores, según DAECPU.
Cada grupo tiene una forma de tocar el tambor que le caracteriza, así como los colores de sus banderas y estandartes.
Al igual que otros carnavales, el de Montevideo tiene sus reinas, que son elegidas por un jurado en una ceremonia previa al desfile que encabezarán el jueves.
Tres jóvenes son elegidas respectivamente reinas del Carnaval, de las Llamadas y de las Escuelas de Samba, una categoría que se ha consolidado más allá de la tradición local, al influjo de la cultura brasileña que permea por las fronteras.
En todo el país se desarrollan además espectáculos con murgas, parodistas, humoristas, revistas y lubolos en los tablados.
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