Directo del Amazonas, la ayahuasca ofrece el balance perfecto entre una tendencia hipster y un verdadero catalizador espiritual.
En la era del kale, la ayahuasca se manifiesta como el jugo desintoxicante del espíritu, un brebaje que te permitirá vomitar lo que no necesitas, le abrirá la llave a tus lágrimas y te dejará sintiendo limpio y puro por dentro.
El mejor desintoxicante para el alma.
Además, ofrece un punto de comunión entre diferentes subculturas, siendo un ritual ancestral valorado por todos aquéllos que no han olvidado nuestras raíces, pero también por yoggies e incluso universitarios leyendo a Joseph Campbell o a Jack Kerouac.
Y puede ser que la ciencia y la medicina estén por darnos la razón.
El boom de la ayuahuasca coincide con el renacimiento de las alucinaciones como tratamiento clínico. El LSD se está probando en pacientes con cáncer y pacientes desahuciados para ayudarlos a reconciliarse con la muerte; la psilocibina está siendo usada como un modo mucho más efectivo de ayudar a la gente a dejar su adicción por la nicotina y ni para qué hablar de los efectos medicinales de la marihuana que son utilizados diariamente en todo el mundo.
Entonces resulta natural pensar que la ayahuasca vaya a ser utilizada en un futuro no muy lejano no sólo como un viaje en sí misma, sino como un tratamiento médico, para curar no sólo el espíritu sino también el cuerpo.
El investigador brasileño Rafael Guimarães dos Santos, con un doctorado de la Universidad de Medicina de Sao Paulo, asegura que este campo es relativamente nuevo para la medicina tradicional pero que se ve muy prometedor.
Estudios realizados en 2016 demostraron que este ritual había ayudado a personas a reducir su dependencia de ciertas sustancias; otros estudios en 2015 encontraron que 82% de los pacientes con depresión habían presentado una importante mejoría y en las investigaciones acerca de la relación entre depresión y farmacodependecias tratadas con ayahuasca siguen arrojando resultados positivos.
Ya en 2012 se había presentado un estudio que demostraba que el uso continuo de la ayahuasca no derivaba en una adicción, una de las grandes preocupaciones de toda la comunidad médica cuando empiezan a usar recursos del terreno «espiritual» para sus tratamientos.
El problema al que se enfrentan sus promotores es la metodología de los estudios: el efecto placebo es muy real, sobre todo en pacientes con depresión.
Para arreglarlo, el Dr. Santos y sus colegas están a la mitad de un estudio con 80 personas diagnosticadas con ansiedad social. Para discernir los efectos de la bebida VS el placebo, idearon una prueba en la que se controlan ambos aspectos para que los resultados sean más robustos y por ende, más fáciles de asimilar por la comunidad médica que se mantiene un poco escéptica.
La metodología es crucial para que pueda ser aceptada como válida y los estudios puedan replicarse en otras partes del mundo.
La promesa de una vida mejor que puede derivarse de una intervención alucinógena en un paciente es interesante. Ya sea una epifanía, una conversión, una revelación de cualquier índole, si esto ayuda a que una persona cambie su vida para hacerla mejor, siempre valdrá la pena el esfuerzo.
Matthew W. Johnson, psiquiatra del hospital Johns Hopkins, es el encargado de conducir los estudios relacionados con el uso de la nicotina tratada con psilocibina y asegura que, independientemente del resultado espiritual que se obtenga, los cambios físicos son una realidad.
«Nuestros datos arrojan que las experiencias místicas fuertes están asociadas con casos de éxito. Estas experiencias tienden a replantear prioridades de vida en los pacientes, dando como resultado mejores decisiones para sus vidas.»
Si funciona con los ingredientes activos de los hongos alucinógenos, la teoría es que debe funcionar con los ingredientes activos de la planta de ayahuasca.
Y todos los que apoyamos los métodos naturales de sanación y las experiencias extrasensoriales estamos de acuerdo.
Tal vez estemos frente a una nueva era en la que se recuperan estos rituales ancestrales y se traen al campo de la ciencia para que todos podamos, por fin, comunicarnos en un mismo idioma.
¿Se someterían a un tratamiento a base de ayahuasca?
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