Muchas veces, confiar es un acto de valentía pues no sabemos quién si será una persona leal que no terminará aprovechándose de nuestros secretos.
Nos llena de incertidumbre abrir nuestros sentimientos, pensamientos y decisiones a cualquiera, pues ya sabemos que se siente ser traicionados por alguien que apreciábamos.
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Creemos que lo mejor es cerrarnos ante el mundo y no confiar en nadie, pues hay muy poca gente valiosa en el mundo capaz de ser un buen amigo.
Sí, muchas personas de nuestro entorno no son de fiar, pero eso no significa que desconfiemos de todo el mundo o que estemos en la paranoia constante.
Dejar de confiar no es una opción…
La confianza es parte del lenguaje del amor; no podemos dejar que la desconfianza nos carcoma.
Lo que sí es una opción es medir el grado de empatía de aquellos que nos rodean. ¿Cómo?, sabiendo qué tanto tienen propensión a la culpa.
La propensión a la culpa básicamente es un sentimiento adelantado de culpa que se produce con sólo imaginar que se transgrede un pacto de confianza.
No es muy agradable cuando este sentimiento está exacerbado, seguramente conoces a esa persona que todo el tiempo se disculpa, diciendo “perdón” como si fuese una especie de mantra.
La propensión a la culpa es el mejor indicador para saber en quién confiar…
A partir de investigaciones hechas en equipo por varias universidades, se buscó predecir comportamientos e intenciones confiables entre las personas de un mismo ambiente laboral.
Los investigadores establecieron ciertos juegos y ejercicios entre los participantes, quienes debían tomar ciertas decisiones.
Las cuales expresaban cuánto estaban dispuestos a mentir y qué tanto tendían a ser amables, neuróticos, escrupulosos, así como cuánto estaban predispuestos a la culpa.
Después, los investigadores estudiaron estos rasgos y cuánto acentuaban o aminoraban la transgresión de la confianza ajena en cada individuo.
Entre los rasgos que los psicólogos pudieron examinar, encontraron que la propensión a la culpa es la emoción que más ayuda a las personas para evitar transgredir la confianza de otros.
Antes de mentir u ocultar algo deliberadamente, quienes sienten propensión a la culpa buscan reparar su hipotético acto de una manera por demás ingeniosa: no cometiéndolo.
Según los investigadores, la propensión a la culpa es un acto autoconsciente.
Emma Levine, profesora asistente en la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago, menciona:
“Teorizamos que la propensión a la culpa predice confiabilidad porque las personas que son propensas a la culpa se sienten más responsables por los demás”.
La propensión a la culpa puede ser algo muy benéfico para reconectar la empatía y alejar toda conducta que roce los distintos grados de psicopatía a los que cualquier mente saludable puede llegar bajo ciertas condiciones.
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