Un hombre maduro, es el que dejó atrás la adolescencia, ahora está listo para vivir el mundo tal cual es el mundo y tal cual es él como persona.
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Nacemos, crecemos y mientra vamos viviendo, las experiencias nos van enseñando de qué estamos hechos.
Algunos aprendemos más lento o más rápido, pero la velocidad no importa, nos enfrentamos a circunstancias diferentes y específicas, con historias de vida distintas, con temperamentos que nos hacen distinguirnos y, como era de esperarse, todo esto se refleja en nuestras relaciones de pareja.
El hombre maduro no huye, afronta y procura obtener los mejores resultados aunque en el camino encuentre más aprendizaje y retos que resultados obtenidos.
Pero, ante esto, sabe que se crece ante las dificultades y es ahí en donde se refleja una mentalidad madura. Llevemos este tema a las relaciones de pareja…
3 cosas de las que no huye un hombre que dejó atrás la adolescencia
1. Compromiso.
Empezamos fuerte, ¿verdad? Pero es ineludible, el compromiso aterra a muchos hombres que no pueden con la idea de formalizar la unión, incluso, sin pensar en el matrimonio.
Ellos creen que arriesgan su libertad e independencia al momento de estar en una relación con compromiso.
Además de lo afectivo, está lo económico, se asustan por los gastos compartidos o lo que se genere como pareja.
Este «miedo» tiene un origen claro y muchos más de los que podemos filosofar, pero, por abordar el obvio, es porque están acostumbrados o traumados por relaciones de su pasado en las que el amor es apego y dependencia emocional.
De este modo, no conocen, ni saben que es posible, entablar una relación con una persona que pueda tener su mismo concepto de compromiso en equilibrio con la libertad.
2. Sentirse enamorado.
Un hombre inmaduro se sentirá como león enjaulado cuando se sienta más involucrado emocionalmente.
Esto puede ser sin compromiso, sólo sus sentimientos lo reflejarán, así que, cuando se note más interesado de lo que sabe controlar, correrá tan lejos como pueda.
3. Discusiones.
La madurez trae consigo la templanza y asertividad para discutir sin pelear, mientras algunos hacen berrinche y hacen a los otros responsables de lo que ellos deberían asumir, otros, tienen la visión de hablar del problema.
Un amor maduro que dejó atrás la adolescencia, encontrará en las discusiones con su pareja, una oportunidad de conocerla y poder replantear un nuevo escalón en la estabilidad de la relación.
Se huye de aquello que da miedo, de eso que te controla…
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