Si todo el tiempo te estás vendiendo como un hombre perfecto que nunca comete equivocaciones, es momento de bajar de tu nube y ver que esto no te está ayudando en nada.
Ya que, estás asegurando que eres el mejor y que no tienes ningún defecto y esta es una total mentira, porque sí has cometido errores.
El problema está en que no has sido lo suficientemente inteligente y maduro para aceptarlos.
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Saber aceptar nuestras equivocaciones es fundamental para el crecimiento personal, profesional y para tener relaciones saludables.
Por esto, si tú niegas esta parte de ti o le haces creer a los demás que nunca te equivocas, provocarás desconfianza o serás visto como alguien falso. Cosas que no te ayudarán a lograr tus objetivos.
Tal vez, creas que sí aceptas tus equivocaciones, pero que no vas gritándolas por el mundo, sin embargo, si realizas las siguientes acciones, verás que no has sido tan maduro ni tan sabio como crees:
Señales de que no sabes aceptar tus equivocaciones
1. Actúas con enojo e ira.
Si siempre te pones a la defensiva cuando alguien señala un error que has cometido, podría ser un indicio claro de que tienes dificultades para aceptar tus equivocaciones.
Porque no sabes aceptar un comentario o crítica constructiva, ni tampoco eres capaz de ver que no eres perfecto.
Por esto, decides enojarte y hasta humillar o señalar a esa persona que quiere ayudarte.
2. Culpas a los demás.
Siempre encuentras razones para culpar a otros cuando algo te sale mal, porque aseguras que no fue cosa tuya, sino de los demás.
En lugar de asumir la responsabilidad, decides hacer un berrinche o buscas excusas para zafarte de la situación.
Pero nunca aceptas las consecuencias de tus actos, por lo que prefieres huir que enfrentar el problema.
3. Niegas todo.
Negar rotundamente cualquier posibilidad de haber cometido un error, incluso, cuando hay evidencia clara en tu contra, es otra señal de que te cuesta mucho aceptar tus equivocaciones.
Porque prefieres quedar como el olvidadizo, distraído o el malo, pero nunca quieres quedar como el tonto o eso es lo que tú crees.
Cuando en realidad quedas como el mentiroso, falso o incongruente.
4. No quieres ser humillado.
Sentir vergüenza o humillación cuando cometes un error puede llevarte a negar o minimizar tus equivocaciones, ya que, este es un mecanismo de defensa.
Crees que lo mejor es fingir que todo lo haces bien o que no es tu culpa, porque no quieres ser señalado por los demás.
Sin embargo, al evadir la realidad, solo provocarás que esta salga a la luz cuando menos te lo esperes.
5. No aprendes.
Si tiendes a repetir los mismos errores una y otra vez sin reflexionar sobre lo que podrías haber hecho mal, es posible que no estés aceptando tus equivocaciones de manera efectiva.
Ya que, te aferras a hacer lo mismo de siempre, esperando resultados diferentes o más positivos.
Cuando deberías estar aprendido de tus errores, para así hacerlo mejor en la siguiente ocasión.
6. Evitas la confrontación.
Si evitas situaciones o personas que podrían señalar tus errores, es probable que tengas dificultades para aceptar tus equivocaciones.
Porque aunque tienes el talento y habilidades para superar la situación o para enmendarla, prefieres huir, para no quedar mal parado ante los demás.
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