Mientras tú crees que mereces un aumento de sueldo o ser líder, la realidad demuestra que eres un pésimo empleado.
Ya que, solo estás asegurando ser el mejor, pero no haces nada para demostrarlo. Incluso, tienes muy malos hábitos en tu trabajo y una pésima reputación.
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Y no te han despedido porque has tenido suerte o porque están esperando a que renuncies. Lo que deja claro que eres un pésimo empleado y no tienes lo suficiente para triunfar.
Tal vez, creas que decimos esto porque te envidiamos o porque no sabemos apreciar tus talentos, pero la realidad es que hasta el momento no has demostrado ninguno.
Por lo que si estás pensando emprender, renunciar o pedir un aumento de sueldo, debes ver los errores que estás cometiendo para que así no te jueguen en contra.
Señales de que eres un pésimo empleado
1. Te quejas.
Todo el tiempo te estás quejando de tu trabajo, de tus actividades, compañeros y hasta de tu jefe, y esto sería un poco válido si tú fueras un empleado destacado, pero no lo eres.
Ya que, eres parte del problema del ambiente laboral tóxico en el que estás, incluso, lo empeoras con tus quejas, porque nunca das soluciones ni tampoco resuelves.
2. Envidias.
Te encanta estar viendo lo que otros consiguen, pero nunca te esfuerzas por lograr algo por tu propia cuenta.
Siempre estás asegurando que ganaron las cosas por suerte, contactos o por meterle el pie a alguien, pero nunca ves su esfuerzo. Y no te das cuenta de que estás perdiendo tiempo, energía y recursos en enfocarte en la vida de otros y no trabajar en la tuya.
3. Ves los errores de los demás.
Que seas el chismoso o lamebotas de la oficina no te convierte en un buen empleado, sobre todo, cuando cuentas lo que hacen otros, pero nunca lo que haces tú.
Ya que, te vendes como el más inteligente y capaz, pero nunca demuestras que realmente lo seas.
4. No estás actualizado.
Vives en la edad de piedra o al menos eso es lo que demuestra tu trabajo, ya que, llevas haciendo lo mismo de siempre desde hace años.
Porque te aferras a pensar que así se debe hacer y que las nuevas actualizaciones no te ayudan en nada, y esto provoca que te quedes atrás y no subas de puesto.
5. Llegas cuando quieres.
Ya se te hizo costumbre llegar tarde al trabajo, porque nadie te supervisa o porque piensas que nadie se da cuenta.
Pero eso es lo que tú piensas, ya que, es muy probable que solo te están acumulando los retardos, para después desquitarse con tu pago.
6. No eres productivo.
Dices que haces mucho, pero demuestras poco, ya que, todo el tiempo, estás procrastinado o no eres capaz de completar las tareas que se te piden en tiempo y forma.
Apenas logras alcanzar los objetivos establecidos o siempre estás pidiendo más tiempo para terminar, y aunque te lo brindan, no eres capaz de lograrlo.
7. No tienes iniciativa.
Quieres que se te recompense por ser un “buen empleado”, pero nunca das el primer paso, ya que no buscas mejorar los procesos, tampoco te gusta resolver problemas ni tampoco contribuyes con buenas ideas.
Dejando claro que no posees las habilidades requeridas para el puesto o no buscas mejorarlas.
Lo peor de todo es que solo tienes iniciativa en el momento de señalar a un compañero por un mal desempeño o para pedir un aumento por no hacer nada relevante.
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