Una persona feliz e inteligente sabe guardar sus propios secretos, es reservada con lo que siente y piensa, pero no se queda callada, puede externar su opinión pero sin comprometerse.
¿Por qué?
Porque conoce el valor del silencio, de guardar secretos, de no dar detalles y en todo caso, sólo dar una explicación cuando se requiere.
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Manejar el misterio de forma adecuada es un recurso inteligente para construir estabilidad emocional que se traduce en felicidad.
1. Sus planes.
Una persona feliz puede platicar acerca de sus sueños y metas e incluso inspirar a otros, sin embargo, no dará detalles de sus planes para lograrlos.
2. Virtudes y defectos de sus exparejas.
Hablar del pasado es aceptable, pero explicar a otros virtudes y defectos de las personas importantes del ayer, es exponer también sensibilidad de uno mismo.
Por ello, una persona feliz, no se detiene a hablar de lo que ya pasó y cómo ocurrió, se enfoca en trabajar en su presente pues está construyendo su futuro.
3. Sus debilidades.
Una persona inteligente y feliz puede compartir su propia superación y reconocer con humildad sus defectos, sin embargo, las debilidades más profundas, no las compartirá.
Así que cuando habla de sus flaquezas, puede mostrarse vulnerable, pero se enfocará más en explicar cómo salió adelante..
4. Callar cuando es necesario.
Una persona inteligente no se presta a discutir de forma imprudente, prefiere ahorrarse sus palabras para cuando valga la pena exponer sus argumentos, no cae en provocaciones mal fundamentadas.
La felicidad puede no estar presente todo el tiempo, pero la paz sí, así que con inteligencia emocional y prudencia todo se puede.
¿Qué tanto llevas a cabo estos secretos?
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