Una persona emocionalmente inmadura es aquella que toma decisiones a la ligera, no se preocupa por su bienestar ni por su futuro.
No sabe expresar sus emociones y esto provoca que no tenga una buena comunicación con las personas que lo rodean.
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Su vida es un completo caos pues no le permite lograr sus objetivos y tiene una mala relación con todo el mundo.
Sin embargo, si se lo propone puede dejar de ser una persona emocionalmente inmadura.
4 cosas que una persona emocionalmente inmadura hace
La madurez emocional es la base de una buena salud mental y felicidad. Si manejas bien tus emociones, puedes crear positividad y significado incluso en los días más duros.
Por esto, es momento de que reconozcas lo que estas haciendo mal y enfoques tus esfuerzos en dominar tus emociones y encontrar la madurez emociona.
Estas son las acciones que no debes hacer:
1. Escapas de situaciones desafiantes.
Huir de los problemas es una forma de nublar tus emociones en lugar de aclararlas.
Cuando nos enfrentamos a una situación que nos conducirá a sentimientos difíciles, o incluso a la perspectiva de uno, nuestro impulso natural es escapar y escondernos.
Sin embargo, esto no es tan malo. Escapar te puede ayudar a regresar con “ojos nuevos” o salir de la rutina para despejarte y tener claridad.
El problema radica cuando nunca lo intentas y siempre “solucionas” las cosas huyendo y no haciéndote responsable.
Una persona emocionalmente madura siempre enfrenta cualquier situación. Recuerda que para vencer debes atreverte a realizarlo.
Hazlo, y si te da miedo hazlo con miedo. El punto es quieras enfrentarlo y poner todo de ti para salir victorioso.
2. Nunca tienes la culpa.
Una persona emocionalmente inmadura siempre cree que el mundo conspira en su contra. Piensa que no tiene la culpa de sus acciones y que alguien más le juega una mal pasada.
Si se vuelve habitual, tu cerebro saltará instantáneamente a conclusiones sobre cada pequeña cosa que está mal, y caminarás bajo la ilusión de que eres infalible.
Deja de creer que los demás tienes la culpa de las malas decisiones que tomas y mejor enfócate tu mente en aceptar tu responsabilidad.
Nadie te está metiendo el pie, tú solito eres tu propio enemigo y esto te puede perjudicar gravemente.
3. Te críticas.
La autocrítica excesiva es una forma distorsionada de buscar tranquilidad. Si destruyes tu autoestima a la primera señal de éxito, nadie podrá notar que eres bueno.
Sí, siempre es bueno analizar nuestras acciones y ver qué se hizo bien y que se pudo mejorar, sin embargo, no debemos convertirnos en nuestro propio verdugo.
Debes reconocer que estás haciendo lo mejor por ti y que sí hay cosas que debes mejorar, pero no eres una mala persona.
Comienza a valorarte un poquito más.
4. Peleas batallas que no valen la pena.
Para ti todo es una guerra, no hay paz ni tregua. Sin embargo, terminas enfrentándote en peleas que no valen que pierdas tu tiempo ni esfuerzo.
Debes aprender a escoger tus batallas y a reconocer que no todo es blanco y negro. Si sigues luchando por cualquier cosa, terminarás por desgastarte.
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