Ser una persona inteligente no solo es tener muchas habilidades o poseer todos los conocimientos posibles, también lo es aquella persona que toma buenas decisiones.
Que ayuda a otros, que es visionaria, paciente y decidida. Incluso, que tiene buenos hábitos y que siempre está buscando su bienestar y el de otros.
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Por esto, no debes creer que ser inteligente es igual a tener éxito en todo o en poseer mucho dinero, porque las cosas no van por ahí.
Sí, tu inteligencia te ayuda a llegar a la cima y a lograr todos tus objetivos, pero si la estás usando a tu conveniencia sin importar que pisotees a otros, te estás equivocando.
Y en realidad, estás demostrando que no eres tan inteligente como piensas. Por esto, debes ver que hay otras cosas en ti que te ayudan a mejorar tus conocimientos y a ser una mejor persona.
Cosas que demuestran que eres muy inteligente (más de lo que crees)
1. No juzgas.
Así como lo lees, te vuelves una persona más inteligente, en el momento en el que decides no hablar antes de pensar, ni de conocer el contexto completo.
Incluso, cuando lo tienes claro, prefieres dar tu apoyo y no una crítica destructiva. Prefieres ser un impulso para mejorar y no un obstáculo más.
2. Sabes que no eres perfecto.
Aunque tienes muchos conocimientos y has aprendido de varios temas, tienes claro que no lo sabes todo y eres capaz de admitirlo.
Ya que, sabes que no eres perfecto (porque nadie lo es), y porque no quieres aparentar serlo, solo quieres seguir aprendiendo y mejorando.
Y aunque no lo sabes todo, te gusta que te enseñen y por supuesto, también investigas.
3. Puedes decir “no”, sin sentirte mal.
Eres una persona inteligente en el momento en el que sabes poner límites y te das prioridad. Incluso, cuando no buscas agradarle a todo el mundo o no quieres cumplir sus expectativas.
Y no lo haces por egoísta o porque te creas superior, sino porque cuidas de ti y de tu salud mental.
Incluso, porque tienes claro que un “no”, no es algo malo, sino que es una forma de protegerte y de evitar problemas innecesarios.
4. Sabes improvisar.
Aquí entran dos aspectos, el primero es que tienes un buen sentido del humor, por lo que improvisas en los momentos de tensión, pero lo haces de una forma educada y respetuosa.
Es decir, no eres imprudente o malintencionado, sino que mejoras el ambiente.
Y la segunda es que, no te casas con un plan, aunque eres organizado, sabes escuchar a tu instinto y puedes adaptarte a la situación.
5. No tienes miedo a equivocarte.
Así como admites que no lo sabes todo, también eres capaz de admitir que cometes errores y que te has metido en problemas graves.
Sin embargo, has salido adelante, porque te haces responsable de tus acciones, redimes la situación y aprendes de esto.
Incluso, porque lo tomas con madurez y humildad.
6. No buscas tener la razón.
Solo las personas tontas e inmaduras, buscan tener la razón en todo momento y tú no eres así, ya que, has aprendido a no aferrarte a este tipo de cosas.
Y prefieres enseñar con respeto y argumentar de forma inteligente, pero no buscas ganar ni ser reconocido como el mejor.
7. No presumes tus conocimientos.
Y no porque carezcas de ellos o porque no quieras ser reconocido por ser el mejor, sino porque te parece innecesario.
Incluso, porque tienes claro que no eres él más inteligente del mundo o de ese lugar y porque siempre buscas mejorar y seguir aprendiendo.
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