Evita sentirte mal por emociones que no debes asumir. La culpa es uno de los sentimientos más engañosos y que a su vez, nos perjudican más.
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Sentimiento de culpa
Si bien, la culpa nos ayuda a hacernos conscientes de nuestros actos y sus consecuencias, cuando sólo nos ponemos el saco por cuestiones ajenas, es donde estamos cometiendo un terrible error.
La culpa nos puede generar emociones como tristeza, ansiedad, vergüenza o incluso, remordimientos, pero lo importante es que primero distingas si eres «merecedor» a esa culpa.
Hay 3 aspectos fundamentales que te ayudará a evitar que asumas la responsabilidad emocional que no te corresponde, no a
-Las decisiones de los otros
-Las actitudes de otros
-Las interpretaciones de otros
Lo que otros decidan, cómo actúen e interpreten, es su perspectiva, es parte de ellos y les corresponde a ellos a hacerse responsables.
Es decir que, si alguien de tu entorno decide hacer algo de lo que tú no estás de acuerdo, no debes sentir culpa por no poder detenerlo, a final de cuentas fue su decisión.
Quizá el ejemplo sea demasiado vago, pero tradúcelo en tus relaciones personales. ¿Qué tan seguido te has sentido culpable por las decisiones o actitudes de otros?
Ahora, con respecto a la interpretaciones…
Si bien es nuestra responsabilidad ser honestos y comunicarnos asertivamente para entablar diálogos coherentes, tampoco podemos andar convenciendo a las personas con sobrada insistencia de cuáles eran nuestras verdaderas intenciones.
Lo que ellos interpreten de nuestras palabras, tiene que ver con ellos mismos, con su realidad, seguridad, autoestima e incluso, su disposición para escuchar.
Eso sí, no por estar conscientes de que es su responsabilidad lo que interpretan al escucharnos, podemos ser irrespetuosos, tajantes o hirientes. Recordemos la importancia de la comunicación asertiva.
Así que, si tienes en tu interior alguna culpa que no has trabajado y que te ha limitado, es momento de afrontar sólo tu responsabilidad.
Suelta las culpas y ocúpate de lo que sí está en tus manos…
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