Todos tenemos en alguna medida ira: algunas veces es tan poca que no interfiere en nuestras vidas; u otras veces es tan innegable que nos produce estrés y caos emocional.
Sea cual sea tu situación, controlar las emociones intensas es imprescindible para tomar decisiones acertadas, lógicas, objetivas y que nos encaminen a los propósitos establecidos.
Lo ideal no es solamente crear emociones positivas y buenas, sino saber manejar aquellas que en realidad nos causan conflicto, nos perturban e inquietan. Es decir, conseguir un equilibrio entre una y otras, que nos proporcione tranquilidad, y en donde podamos sentir que estamos eligiendo cómo responder ante cualquier situación de la vida.
¿Controlas tus emociones?
Si desde hace un tiempo se te dificulta controlar la ira, reacciones ante cualquier comentario y te sientes súper estresado, te compartimos los 10 mejores consejos para controlar esta emoción:
¡Checa y adopta los que te sean útiles!
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1. Asume una actitud «término medio».
Ante una situación que te cause ira, lo ideal es adoptar una «actitud término medio»; es decir, evitando explotar pero tampoco reprimiéndote.
Puedes optar por expresar tus ideas de manera firma y clara, sin ofender al otro ni tampoco estresarte.
2. Practica la conciencia plena.
Intenta mantener tu pensamiento en el tiempo presente, estando consciente que cualquier arrebato de emociones siempre te ocasionará consecuencias negativas.
3. Escribe y enumera las cosas que te producen ira.
Te aconsejamos llevar un diario en el que anotes todas las veces que pierdes el control de tus emociones; y ¡por supuesto! las situaciones que producen este desequilibrio.
Luego reflexiona y piensa en nuevas maneras de enfrentar esos momentos.
4. Despréndete de la idea de ganar.
Abandona las expectativas de ganar o de tener la razón; esto hará que tengas una mente más abierta y puedas encontrar una solución que beneficie a ambas partes.
5. Gana un poco de tiempo.
Cuando sientas que el arrebato de ira es casi incontrolable; intenta ganar algo de tiempo a través de la respiración.
Un buen ejercicio es comenzar a ser consciente de tu respiración; y acompañar esta acción con una frase tranquilizadora.
No olvides que necesitas ganar tiempo para no mal interpretar las situaciones.
6. Recuerda que todo conflicto se origina por el apego a una postura.
Aprende a percibir a la otra persona con bondad; y no como alguien que quiere hacerte daño, engañarte o convertirse en tu enemigo.
7. Deja de obsesionarte con la perfección.
En la vida moderna, todos están obsesionados con la perfección (emocional, física, espiritual); eso hace que en determinadas circunstancias sientan amenazados sus egos, y entonces sean más propensos a enojarse y llenarse de ira de manera inmediata.
8. Controla tus pensamientos negativos.
Decide qué cosas y personas dejas entrar en tu vida, y a que otras cosas le cerrarás la puerta.
De lo que se trata es de desarrollar la habilidad de controlar el ruido que tienes en la cabeza, aprender a escuchar a tu cuerpo y tomar decisiones más certeras sobre lo que quieres sentir.
9. Invierte tiempo en quietud y soledad.
Cuando aprendes a relajarte y a desestresarte reduces la probabilidad de tener una reacción de ira y enfado en un 30% (mínimo).
Algunas actividades para relajarte son: dormir una siesta, caminar, andar en bici, meditar, escuchar una música relajante, etc.
10. Renuncia al control.
La mayoría de las veces necesitamos sentir que controlamos las cosas porque no nos sentimos seguros en este mundo.
Desear controlar las cosas genera estrés y frustración; y estos dos últimos elementos alimentan la ira de una manera inimaginable.
Entonces, relájate y aprende a confiar en los otros.
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